miércoles, 25 de enero de 2023

El Moderno Carrasco, Rumbo a la Antártida

Para la exploración oceanográfica y antártica, el Perú cuenta con uno de los buques de más avanzada tecnología del mundo.

Es el buque oceanográfico polar BAP Carrasco, construido para nuestro país en el año 2017 por el astillero español Freire, del puerto de Vigo.

El Carrasco reemplazó en tal función al noble buque de investigación científica Humboldt, que cumplió una gran labor estudiando nuestro mar y permitiendo que el Perú se hiciera presente e instalara su base Machu Picchu en el continente blanco, pero que requería ser reemplazado por uno mucho más especializado e idóneo.

El buque ya visitó varias veces la helada región. Y hace cinco días acaba de zarpar nuevamente hacia allá, transportando 110 personas (70 tripulantes de la marina y 40 investigadores de diversas universidades), previéndose que llegue a fines de este mes, para permanecer 32 días.

Estas imágenes ofrecen una referencia de sus características, entre las cuales cabe mencionar su eslora de 95.30 metros, su manga de 18.00 y su calado (parte sumergida en el agua) de casi seis.

Entre sus capacidades destaca la de poder navegar por las zonas polares con hielos de hasta un metro de espesor (cosa que no podía hacer el Humboldt), lo que le permite permanecer largas temporadas en la Antártida sin el apremio de evitar la época invernal. Ello es posible, entre otras cosas, gracias a sus cuatro hélices de proa y dos hélices azimutales en popa (capaces de girar 360 grados sobre su eje vertical), que le otorgan gran maniobrabilidad y potencia y le permiten navegar a una velocidad de hasta 16 nudos.

Además, cuenta con la última tecnología en materia de muestreo de agua y lecho marino, ecosonda de agua profunda, vehículos de operación remota con capacidad de sumergirse a más de un kilómetro de profundidad, y magnetrónomo, entre otros equipos.

En ese marco de cosas, está diseñado para realizar diferentes tareas de investigación, como exploraciones con ecosondas monohaz, multihaz y de pesca que sirven para la elaboración de cartas náuticas, estudios geológicos, exploración de recursos minerales, búsqueda y rescate, comportamiento y distribución de biomasa marina, identificación y discriminación de especies, investigación del plancton, mapeo del hábitat marino, investigación medioambiental, detección de combustible fósil, etc. Es decir, permite tener una visión del 100 % del fondo del mar, sacar fotografías 3D de volcanes submarinos, encontrar buques hundidos, etc, con una capacidad de hasta 11 mil metros de profundidad. Su ecosonda de pesca, que trabaja con 7 frecuencias, permite estudiar las diferentes especies que se encuentran en el mar. 

También tiene bodegas de almacenamiento, salas para intervenciones quirúrgicas y odontología, laboratorio de batimetría, laboratorio químico para estudio de muestras, laboratorio húmedo y seco y laboratorio de oceanografía y geología marina. Adicionalmente, posee un gabinete meteorológico, un compartimiento de descarga de datos hidro-oceanográficos, un laboratorio de levantamiento y un hangar oceanográfico de 85 metros cuadrados para un helicóptero. Además, cuenta con dos grúas telescópicas y dos lanchas RHIB de alta velocidad.

Por si fuera poco, tiene una clasificación clean, es decir, no produce ningún impacto en el medio ambiente. A tal efecto, cuenta con una planta de tratamiento del agua para convertirla en un insumo potable, procesa y compacta todos los residuos que se consume a bordo, está recubierto con una pintura especial libre de metales pesados para proteger el medio ambiente y sus motores hacen un ruido mínimo, para no espantar a la fauna marina.

Una real maravilla este buque, que es prácticamente una réplica del británico "RRS Discovery IV", construido en el año 2013 por el mismo astillero, por encargo del Natural Environment Research Council (Consejo de Investigación del Medio Natural) de Inglaterra.

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