A partir de la fecha el indeseable autócrata boliviano Evo Morales, que junto con otros compatriotas suyos se había paseado impunemente por nuestro país difundiendo su ideología de odio a partir de embustes, ha quedado impedido de ingresar al Perú. Si lo hace será detenido.
De esa manera se le corta las alas a un sujeto que, no contento con estar conduciendo a su país a una situación de creciente polarización, enfrentamiento y desgobierno, ahora intenta hacer lo propio con el nuestro, con la complicidad de personajes tan impresentables como Castillo, Cerrón y Bermejo y otros, incontrolablemente afanosos de imponer aquí un régimen totalitario, de extrema izquierda y amigo del narcotráfico y de los peores sátrapas del continente.
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