Por un País de Respeto y Tolerancia

Ya hemos declarado nuestra total coincidencia con lo manifestado en un reciente video por la ministra de Educación, en cuanto al tema de la igualdad de género mencionado en el currículo escolar.


Y ahora, como no podía ser de otra manera, hacemos lo propio con lo expresado en los videos adjuntos por los ministros de Cultura y del Interior, y un grupo de conocidos actores nacionales.

Es que el referido documento es positivo por donde se le mire, pues plantea cosas absolutamente correctas y adecuadas, para que nuestra sociedad desarrolle, desde la etapa de la niñez, una mentalidad mucho más abierta, tolerante y respetuosa, dejando de lado los prejuicios, estereotipos y otros enfoques producto de la desinformación, que tanto daño le han hecho a muchísimas personas, al limitar gravemente sus libertades y vulnerado sus derechos.

Al establecer como uno de sus objetivos centrales la igualdad de género, el nuevo currículo no busca de ninguna manera desconocer las evidentes diferencias entre hombres y mujeres, sino promover la igualdad de oportunidades entre ambos, para evitar, por ejemplo, que las mujeres sean encasilladas en determinadas tareas que se les ha asignado casi por tradición, y tengan la libertad de abrirse campo en cualquier actividad que deseen.


El documento tampoco promueve la homosexualidad, como absurda y falsamente señalan quienes tergiversan los alcances de su texto.

Al promover el conocimiento y la valoración del propio cuerpo, el currículo no está sugiriendo, en absoluto, ninguno de los despropósitos que esas malintencionadas críticas insinúan, sino simplemente planteando una adecuada y sana educación sexual, que permita que los niños estén bien informados, alertas y conscientes de lo que sus conductas pueden implicar, y no incurran en casos tan lamentables como los que hoy afectan a miles de jovencitas que no tuvieron la suerte de estar bien informadas o que, por los prejuicios y la presión social de que fueron víctimas, no pudieron hacer valer sus derechos como personas.


Como bien dijo la ministra, la homosexualidad no se aprende, como sí se pueden aprender (en un proceso involutivo y sumamente condenable) las conductas sectarias, racistas, homofóbicas e intolerantes, que en muchos casos degeneran en violencia. Si queremos que nuestro país progrese en materia social, tal como lo vienen haciendo muchísimos otros de América Latina y del mundo, debemos impedir que la intolerancia, basada en prejuicios sin el menor sustento, se salga con la suya. El ministerio de Educación está en lo correcto con lo establecido en el currículo, y por ende, sin dudar en lo más mínimo, debe seguir adelante con éste.