No se puede calificar de otra manera sus aseveraciones de que el método constructivo empleado es obsoleto y no utilizado en ninguna otra ciudad, o que las tuneladoras tardaron en llegar, o que el contrato es fruto de la corrupción, o que la concesionaria tiene vínculos con Odebrecht. Afirmaciones que hace alegremente (como "opinión"), sin presentar ninguna prueba y revelando su mala voluntad.
Está claro que el megaproyecto ha avanzado muy mal, debido especialmente a la desastrosa participación del MTC, que incumplió flagrantemente su parte del contrato, llevando a enormes retrasos casi en cada uno de los ámbitos de trabajo, y, lo peor de todo, desprestigiando ante la opinión pública un esquema de trabajo (las asociaciones público-privadas) que sin duda es positivo y debe seguir siendo empleado en el país. Pero eso no es motivo para que un alcalde demagogo, desconocedor del tema y proclive a las afirmaciones antojadizas y sin sustento pretenda llevar agua para su molino en el trance de estar lanzándose a una campaña presidencial.
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