Estas (basadas en el 73.9% de las actas) demostraban que el sátrapa no solo no había ganado, sino había sido aplastado y barrido por cuarenta puntos de diferencia (70% versus 30%) por Gonzáles Urrutia, en todos los estratos socioeconómicos del país y en todos los estados.
Eso, lógicamente, ha desatado la euforia, que se ha reflejado en las calles, con cientos de miles de personas ya no solo increpando al dictador por el engaño, sino exigiendo su inmediata destitución y captura, por el gravísimo delito electoral, y también por todos los delitos y abusos perpetrados anteriormente, y por todos los crímenes, el sufrimiento provocado, la complicidad con el narcotráfico, el saqueo del erario público, el enriquecimiento ilícito y la destrucción del país.Por eso el día de ayer estuvo repleto de imágenes de miles de personas tirando abajo las estatuas de Chávez, el verdadero autor intelectual de todo el desastre que asoló a Venezuela todo este siglo. El cínico y corrupto charlatán que con su nefasto y trasnochado "Socialismo del siglo XXI" condujo al extremismo totalitario y a la ruina al que había sido uno de los países más democráticos y prósperos de América Latina.
Maduro y toda su banda de delincuentes estuvieron el domingo en la noche celebrando su más reciente y descarada burla al pueblo. Pero ahora deben estar más que asustados tratando de huir, rogando que no se repita con ellos lo que ocurrió con Gadafi o Saddam Hussein.
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