Los bajos precios de los commodities redujeron considerablemente sus ingresos por exportaciones e impactaron negativamente en su desempeño macro y microeconómico.
Y eso se reflejó en sus bolsas de valores, con disminución en el precio de las acciones de sus principales empresas. Así lo revela la información al cierre del año de la Bolsa de Valores de Lima, que también deja ver una gran disparidad entre la rentabilidad en moneda nacional y en dólares, siendo esta última notoriamente más baja, debido a la fuerte alza de dicha moneda.
Las únicas bolsas que se mantuvieron al margen de esa circunstancia fueron las de Caracas y Buenos Aires, que sí lograron rendimientos ampliamente positivos.
La primera, sin embargo, no es tomada en cuenta en los análisis globales, debido a que, por estar inserta en una economía totalmente desquiciada, prácticamente no posee liquidez, pues su monto de negociación es ínfimo y su elevadísima rentabilidad no refleja verdaderos fundamentos, sino sólo una especulación y volatilidad extremas. Además, esta última resulta casi totalmente devorada por la hiperinflación y la altísima devaluación allí imperantes.
La de Buenos Aires, por su parte, debe su interesante desempeño a las favorables expectativas acerca de la política económica del nuevo gobierno, que viene efectuando un importante cambio de rumbo en el manejo del país, pasándolo de un esquema controlista, intervencionista y proteccionista a uno mucho más liberal.
La bolsa de México no tuvo un rendimiento demasiado desfavorable, al menos en moneda nacional. Ocurre que el país azteca es, de los siete principales de la región, el menos dependiente de los commodities y de la evolución de sus precios, y por si fuera poco está llevando a cabo un importante programa de liberalización en sectores claves, como la energía y las telecomunicaciones, generando optimismo en el mercado. Sin embargo, la rentabilidad en dólares devino bastante negativa.
La de Santiago sí registró un resultado claramente deficitario, especialmente en dólares. Sin embargo, la caída no fue tan dramática como se podría esperar en un país tan dependiente de un metal como el cobre, que redujo considerablemente su valor en el año. Ello se explica por su relativamente buena diversificación, pues allí las acciones mineras no tienen un peso tan fuerte como en la nuestra.
La bolsa de Sao Paulo tuvo una caída bastante significativa, en la cual, más que los bajos precios de los commodities, incidió la muy compleja situación macroeconómica del país, agobiado por una inflación que no cede y una actividad productiva cada vez más sumida en la recesión, problemas a los cuales se suman los políticos, que podrían llevar incluso a una destitución de la actual presidenta.
La de Colombia registró un resultado aún más desfavorable, afectada por la grave caída del precio del petróleo, que al representar un porcentaje importante de las exportaciones y de los ingresos fiscales ha sembrado dudas acerca de la capacidad de seguir creciendo al aceptable ritmo al que lo había venido haciendo.
La bolsa de Lima tuvo el desempeño más negativo de todas las mencionadas, sin duda impactada por el retroceso de los precios del oro, cobre, plomo y zinc, que, al influir en las cotizaciones de las numerosas empresas del sector minero (el principal de los que participan en nuestro mercado), dio lugar al referido resultado, el peor de los últimos siete años.
Ese año tan malo de la bolsa de Lima ha afectado a las AFP.
ResponderEliminarSi als AFPs hubieran entrado de lleno en infraestructura, estarian cosechando como los grandes.
EliminarPerú y Colombia , los países que más crecen y con mejores fundamentos, y los que peor rentabilidad bursátil tienen.
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