Gracias a ella los pobladores de ambas jurisdicciones podrán movilizarse de una a la otra evitando la congestión de la Panamericana Norte o la avenida Túpac Amaru, acortando a la sexta parte (media hora) la duración de un viaje que antes tomaba casi tres horas.
La flamante obra (cuyo nombre oficial desde ahora es Fernando Belaúnde Terry) ya venía cumpliendo desde hace mucho tiempo en San Juan de Lurigancho su labor de interconexión, complementada por los cuatro kilómetros de la avenida Revolución, que se halla en Comas. Pero lo hacía como una simple vía de tierra, inadecuada, lenta y peligrosa. Ahora, con una configuración idónea, los refuerzos y otros criterios propios de la moderna ingeniería, el asfaltado y los demás elementos ya señalados, podrá desempeñar mucho mejor su función.
La vía, en la que se podrá circular hasta a 30 kilómetros por hora en las zonas de curva, y a 50 en las rectas, tiene una calzada con dos carriles (uno en cada sentido), totalmente asfaltada. Además cuenta con veredas en sus dos costados, iluminación nocturna, barreras de seguridad, muros de contención para garantizar la estabilidad del terreno, camellones para evitar el exceso de velocidad y señalización preventiva (tachas retroflectivas u ojos de gato y captafaros).
La nueva ruta, que también soporta tránsito pesado, ha demandado una inversión de más de S/ 60 millones (poco más de US$ 15 millones).
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