El puerto de Pisco, el quinto del país en cuanto a movimiento total de carga, está cosechando los frutos de la cuantiosa inversión efectuada desde que fue concesionado a un consorcio privado.
Así lo demuestra el récord logrado en lo que va del año, movilizando una cifra mayor que las de similar período de todos los años anteriores, con un aumento de más del 25% frente a la del 2021.
Esa inversión se ha destinado a un dragado para mayor profundidad, muelles totalmente reconstruidos, amplios patios, potentes y versátiles grúas móviles, numerosos reefers para contenedores refrigerados, grandes almacenes, un mucho más confiable abastecimiento eléctrico y otros detalles que le han permitido dar un tremendo salto cualitativo respecto de su deprimida situación anterior, cuando era estatal.
Y no se puede dejar de mencionar, por supuesto, las mejoras administrativas y logísticas, ni la firma de acuerdos con empresas navieras, para que incluyan al puerto en sus rutas, permitiéndole desplegar a plenitud su condición de terminal multipropósito.
Ojalá esa virtuosa secuencia de hechos redunde pronto en la concreción de un proyecto que ya estaba agendado, pero que por los estragos causados por la pandemia tuvo que ser postergado: la adquisición de una grúa pórtico de muelle, que le permitiría movilizar muchos más contenedores que los que embarca y desembarca actualmente. Los rieles por los que correria ese gigante de acero están instalados desde hace ya dos años en los 700 metros de largo del muelle.
Gran obra. Esperemos que también construyan un estacionamiento para evitar que los camiones aparquen a las afueras del puerto. Recordemos que es una zona ecológica y delicada.
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