El Metro de Lima se ha convertido, qué duda cabe, en el preferido de los habitantes de nuestra capital, como lo demuestran sus trenes permanentemente repletos de pasajeros. Quedaron atrás los años de inquietud acerca de si la demanda en la ruta contemplada (que afrontaba serias objeciones) justificaría la multimillonaria inversión.
Los datos del organismo supervisor OSITRAN nos muestran que la demanda crece incesantemente. Así ocurrió, por ejemplo, el año 2013, en cuyos primeros meses el número de pasajeros superó por poco los dos millones, pero en los últimos superó los cuatro.
La tendencia alcista continuó en la primera mitad del 2014, con cifras entre 40% y 50% mayores a las de similar período del año previo.
Y luego voló a partir de agosto, con la entrada en operación del tramo que llega hasta el distrito más poblado del país, San Juan de Lurigancho, más que duplicando (ver gráfico) las cifras del mismo período del año precedente. Así, la cifra total del 2014 se ubicó en 70.3 millones de pasajeros, 95% más alta que la del 2013.
Esa magnífica evolución y la que se venía apreciando desde el momento mismo de inicio del servicio ayudaron a que el gobierno actual tomara nota y formara convicción acerca de la total viabilidad y conveniencia de continuar haciendo crecer la red. Por eso ya se inició la construcción de la subterránea Línea 2 y se sigue adelante con los estudios de la Línea 3, con el objeto de entregarla en concesión el próximo año.
Pero no todo ha sido color de rosa en la referida evolución de cifras. Los usuarios habituales del servicio están padeciendo debido a esa enorme demanda y al insuficiente número de trenes, incapaz de satisfacerla adecuadamente. Afortunadamente, ya se ha dado pasos concretos para incrementar la flota, con la compra de 20 trenes Alstom, que además ya no serán de cinco vagones, como los actualmente operativos, sino de seis.
Foto: Metro de Lima Línea 1
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