Debido a esa abrupta alza del dólar se han encarecido las importaciones, afectando los precios de productos fundamentales para la economía familiar como el pan, el pollo, el aceite, el gas y otros.
Uno de los principales logros de la economía peruana, la estabilidad de precios que permite que las personas mantengan su poder de compra, se está deteriorando. Y la situación se agravará, pues el gobierno ha demostrado querer seguir adelante con su nefasto programa extremista, que al espantar la inversión privada frenará en seco la economía, la que más rápido se venía recuperando en América Latina.
Muy pronto se iría al agua otro logro fundamental, el de la calificación crediticia, pues las agencias ya están preanunciando que reducirían nuestro rating, algo que no había sucedido en todo este siglo, en el que más bien nos habíamos convertido en el segundo país más destacado de América Latina, solo por detrás de Chile.
El Perú tiene que tomar medidas radicales para ponerle fin de inmediato al proyecto extremista, en el que participan elementos ligados al terrorismo. De lo contrario ingresará a una terrible espiral de caos y destrucción económica, política y social.
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