domingo, 17 de octubre de 2021

Castillo, Acercándose a la Tiranía de Maduro

Apartando al Perú de su posición de respaldo a la democracia en Venezuela y consecuente rechazo a la satrapía de Maduro, el gobierno de Pedro Castillo acaba de normalizar relaciones con esta última.

Por eso, no tardaron en aparecer mensajes de felicitación del sentenciado por corrupción y extremista mandamás del partido de gobierno, Vladimir Cerrón, y del más afanoso promotor de la masiva siembra de coca y expulsión de la DEA, Guillermo Bermejo.

El embajador en Caracas será un sujeto sin currículum ni preparación, cuyo único mérito es haber sido un incondicional cumplidor de las cuestionables tareas que le encomendó el partido. Una de ellas habría sido el lavado de activos, razón por la cual hoy está siendo investigado por la fiscalía y Panamá le negó el beneplácito para la embajada.

Los hechos mencionados han sido duramente criticados desde todos los ámbitos de nuestro espectro político. En el primero de los vídeos adjuntos el diplomático Eduardo Ponce señala que el nombramiento del referido "embajador" avergüenza a nuestro país. En el segundo, el ex canciller Luis Gonzáles Posada dice que restablecer relaciones plenas con la dictadura venezolana es "una decisión deplorable y maligna".

Con esto queda claro que Castillo no ha roto ni romperá con el ala más extremista de su partido. Por eso, al margen de declaraciones ambiguas, no ha dejado de hacer cosas acordes con esa línea, como las de haber aprobado y mantenido más de la cuenta a los impresentables y super cuestionados Bellido, Béjar y Maraví. También por eso no solo mantiene en sus cargos sino les ratifica su respaldo a los impresentables ministros del Interior y de Educación. Y no condena a la tiranía venezolana porque él y su partido pretenden imponer, a través de la asamblea constituyente, una similar en el Perú. Todas las aparentes pugnas en su partido son meras maniobras de distracción. Todas las aparentes señales de moderación son simples formas de engatusar. Mientras tanto, él y sus socios siguen avanzando hacia su objetivo totalitario.

La primera ministra y el canciller deberían dejar de apañar estos despropósitos y actos de traición al país y renunciar de inmediato, para que quede bien claro quiénes respaldan al extremismo y quiénes a la democracia, y para que el Congreso tome de una vez la única medida que librará al Perú de esta insostenible situación.

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