Por ejemplo, dijo que el gas que abunda en el Perú es el metano (gas natural), y por ende es el que se debe buscar masificar mediante muchas más conexiones domiciliarias, en lugar de seguir subsidiando al GLP (gas de balón), que el Perú no produce en cantidad suficiente. Hay que promover la inversión privada en esa infraestructura requerida, en lugar de espantarla con amenazas de estatización, que sería lo peor que se podría hacer (como lo demuestra la experiencia histórica, acerca de que tuvimos que pagar cuentas millonarias).
También señaló que exportar el gas ahora es mucho mejor que hace diez años, pues el precio en el mercado internacional es 250% mayor. Además hizo saber que como no hay suficiente consumo interno (por la falta de conexiones), el Consorcio Camisea se ve obligado a reinyectar en el subsuelo el 25% de lo que extrae.
Lo urgente es masificar el consumo, para que el gas que el consorcio saca a la superficie realmente llegue a los millones de peruanos. Se necesita que el Estado genere condiciones para que otras empresas inviertan en los ductos y conexiones que lo lleven a los hogares, a los vehículos y a la industria. Hacer esto es prioritario, pues el precio del petróleo (materia prima del GLP) seguirá subiendo y pasará los US$ 100.
La manera más rápida de masificar el consumo es emplear buques metaneros para que recojan el gas en el muelle de exportación de la planta de licuefacción de Pampa Melchorita y lo lleven a los diferentes puertos del país. Al mismo tiempo, se debe hacer unas 200 mil conexiones anuales, para lograr que en cinco años ya una gran parte del país se beneficie con el gas, que debe durar entre 25 y 30 años.
En cuanto a gasoductos para el sur, el ex viceministro dijo que se debe descartar la idea de Odebrecht y hacer dos cosas.
Para abastecer a Arequipa y la costa se debe extender el ducto que hoy llega hasta Ica, y que tiene 90% de capacidad no utilizada. No habría problema al respecto, pues el consumo de esa zona es apenas la cuarta parte del de Lima.
Y para abastecer al Cusco y a la sierra se debe hacer lo siguiente: construir el segundo ducto de 200 kilómetros (de redundancia o seguridad, paralelo al ya existente) entre la planta de separación de Malvinas (cercana a Camisea) y la estación de Chiquintirca (situada al norte de Ayacucho), y luego otro ducto de no más de 20 pulgadas desde allí hasta Cusco.
Según Gamio, el gasoducto de Odebrecht debe descartarse porque considera una capacidad demasiado grande (similar a la del ducto que viene a Lima, cuando la demanda de allá es mucho menor). Es que ese ducto se planeó pensando en la demanda de la petroquímica, proyecto que lamentablemente dejó de ser rentable frente a los de Estados Unidos y otros países, cuando estos descubrieron la forma de extraer el mucho más barato shale gas (gas de esquisto). Una eventual planta petroquímica que se hiciera en nuestro país debería poder concretarse sin la necesidad de construir un ducto sobredimensionado.
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