Son afirmaciones que ya había hecho antes, pero necesarias de reiterar cuando el ala radical del gobierno insiste con propuestas extremistas.
Por ejemplo, volvió a decir que se respetará los contratos firmados con las empresas privadas. En la minería se buscará mejores condiciones y mayores ingresos para el Estado, pero en el marco del mutuo acuerdo, respetando la estabilidad jurídica y sin afectar la competitividad del sector. En el tema del gas, lo que se buscará es impulsar la masificación (con muchas más conexiones domiciliarias), pues esa es la clave para que toda la población acceda a un precio bajo.
Pero el ministro no puede minimizar el efecto de la baja de calificación crediticia, que sí impactará desfavorablemente en el costo de nuestro financiamiento internacional. Por otro lado, es necesario recordar que la destacada calificación que aún tiene el Perú es la que lograron los gobiernos anteriores, gracias al modelo de libertades y aperturas vigente desde los años 90 y que el ala más radical de este gobierno pretende desechar. Felizmente Francke está mostrando una posición bastante sensata en el campo económico en general, como prueba de lo cual dijo (coincidiendo con la inmensa mayoría de la población) que el tema de la Constituyente no es prioridad (como sí lo son el empleo, la salud, la educación y otros), y que lo que en realidad se requiere en la carta magna son cambios puntuales, en asuntos específicos (por ejemplo definir cómo procede la vacancia).
En cuanto a la actualidad económica, dijo que el PBI actual ya está en niveles prepandemicos, pero el empleo todavía no, pues varios de los sectores más intensivos en mano de obra (turismo, transporte y otros rubros de servicios) estuvieron entre los más golpeados por la pandemia, y aún no han logrado recuperarse totalmente.
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