En las últimas décadas, y en el marco de la creciente apertura de ambos países (dos de los más liberales de América Latina y socios de la Alianza del Pacífico), Tacna había sacado provecho de la situación.
Ello había ocurrido gracias al diario cruce fronterizo de miles de chilenos, que llegaban para comprar todo tipo de productos, para atenderse médicamente, comer y divertirse a precios y tarifas mucho menores que los de su país.
De ese tema trata este interesante vídeo de la televisión chilena, que hace notar que así como Tacna se había beneficiado de tal orden de cosas, Arica se había visto duramente afectada.
Pero llegó la pandemia, que obligó al cierre de la frontera, y todo cambió. Ahora es Arica la que se halla en franca mejoría, y Tacna la perjudicada. Tan diferente es la situación frente a la anterior que el alcalde ariqueño se opone a la reapertura.
Pero tarde o temprano esta tendrá que ocurrir, acorde con la política de libertades que practican ambos país. Y será el libre flujo de las personas y los capitales el que determine la nueva realidad.
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