Quinua: ya Cerca de los US$ 200 Millones

Hace doce años, el valor de lo exportado no llegaba ni a medio millón de dólares. Hoy, de acuerdo con lo informado por el Ministerio de Agricultura, ya llega a US$ 187 millones, gracias a un impresionante promedio anual de crecimiento de más de 60%.

Hablamos de la quinua, producto del cual el Perú ya era desde hace un buen tiempo (ver cuadro que sigue de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación-FAO) el mayor productor mundial, superando ligeramente a Bolivia (país ante el cual cedió posiciones ligeramente sólo en el 2012), y ampliamente a Ecuador.

Sin embargo, aún no lograba ser el primer exportador. Ese privilegio le correspondía al país altiplánico, que, dado su pequeño mercado interno, y por ende su relativamente escaso consumo doméstico, disponía de un mayor excedente para comercializarlo externamente.

Pero ahora nuestro país también acaba de lograr tal cometido, gracias a las ventas externas señaladas en el primer párrafo, que superaron ampliamente a las de Bolivia, que sólo llegaron a US$ 153 millones.

La quinua es, como se sabe, un grano de origen andino cuyas formidables cualidades nutricionales (gran riqueza en proteínas, mucho más abundantes que las del trigo, aminoácidos esenciales y grasas saludables, como el Omega 3) recién han comenzado a ser relevadas. Con ello, se han disparado su demanda y sus precios, lo cual, ciertamente, le ha venido de lo mejor a sus productores. Es por ello que su cultivo, hasta hace poco limitado a las zonas de altura, también se ha extendido a la costa, donde, debido a su alta rentabilidad (mucho mayor que las de cultivos como el arroz y el algodón) y bajo requerimiento de agua, ya se siembra más de diez mil hectáreas de la especie. Ello, aunado a las 50 mil hectáreas cultivadas en la sierra (principalísimamente en Puno, que produce más de la mitad del total nacional, pero también en Arequipa, Ayacucho, Junín y Cusco), ha contribuido a generar el boom productivo y exportador que aquí comentamos.

Son más de cuarenta los países que adquieren nuestra quinua, siendo el principal, de lejos, Estados Unidos, que absorbe aproximadamente la mitad de nuestras ventas externas y cuya demanda sigue creciendo exponencialmente (lo hizo más de 200% en el 2014). Otros importantes clientes son Canadá, varios países europeos (como Holanda y Alemania) y asiáticos, y Australia.

Y las perspectivas son muy halagüeñas, pues hace un mes se obtuvo autorización fitosanitaria para ingresar a la India, país cuyo mercado de 1,200 millones de consumidores permitirá dar un nuevo y considerable impulso a las ventas.

Pero la euforia por el auge no debería hacer olvidar la necesidad de preservar la calidad de los envíos, con el fin de que no ocurra nuevamente lo acontecido con algunos de ellos, que fueron rechazados en Estados Unidos al haberse detectado la presencia de plaguicidas. Subsanando errores como éste y otros que pudieran presentarse, y procurando atender adecuadamente a los clientes, especialmente al más importante de todos, es de esperar que el negocio continúe viento en popa, favoreciendo a miles de agricultores, muchos de ellos de las zonas más pobres del país.

Con ello, además, el humilde grano andino, que a principios de siglo mostraba cifras de producción y ventas francamente irrelevantes, podrá consolidarse aún más como uno de nuestros principales productos de exportación, no sólo del ámbito agrario, sino de la lista general, en la cual prácticamente ya se aseguró un lugar entre los treinta primeros.