Una de las más importantes es, sin duda, la referida al crecimiento productivo, variable que determina la situación del empleo y los ingresos de la población, así como la situación y posibilidades fiscales.
Acerca de dicha variable, sus pronósticos son los siguientes:
De los países latinoamericanos, Nicaragua será el tercero, con un avance de 4.7% que no le vendrá nada mal a su condición de país más pobre de la región. Le seguirían Costa Rica, Bolivia y Paraguay, con cifras de alrededor de 4%, y tras ellos se situarían Honduras, Guatemala y Uruguay, con unas de 3% o mayores.
El Perú aún no lograría despegarse de la fuerte desaceleración que lo aqueja desde hace tres años, y apenas alcanzaría un guarismo de 2.5%, que ojalá sea mayor por efecto de la reactivación que se comienza a percibir en sectores como la Manufactura, Construcción y Minería, y por el destrabe de importantes proyectos, como el Metro de Lima, que podrían comenzar a influir en los datos del segundo semestre.
México crecería algo menos que nuestro país, y lo propio ocurriría con Colombia y Argentina, el primero de estos dos países con dificultades para reactivarse y el segundo más bien dejando atrás su recesión.
Chile, en años anteriores corrientemente ubicado entre los países más dinámicos, en los últimos más bien se halla rezagado, esta vez con una tasa que apenas llegaría a 1.4%.
Cuba, con una política de tímida apertura al mercado, sólo avanzaría 1%, un poco más que Ecuador, donde el actual presidente está criticando la situación nada propicia que heredó de su antecesor Correa.
El gigante regional, Brasil, saliendo de la recesión que lo aquejó durante dos años, lograría un incremento productivo de 0.4%.
Por último, Venezuela proseguiría con su indetenible derrumbe. Con el 7% de caída que prevé la CEPAL en este año acumularía un escalofriante retroceso de 30% en los últimos cuatro.
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