En general, la tendencia ha sido al alza, reflejando la creciente demanda de nuestros productos (con precios de nuestras ventas externas creciendo más que los de nuestras compras).
La referida tendencia sólo fue interrumpida dos veces. La primera fue con la caída, abrupta, registrada entre los años 2007 y 2009, a raíz de la crisis financiera que se inició en Estados Unidos y se extendió por Europa y el resto del mundo, provocando una fuerte baja de los precios (al punto de que nuestro PBI se salvó por muy poco de una caída).
La segunda, más extendida en el tiempo, pero menos grave que la anterior, se inició el año 2012 y se prolongó hasta fines del año 2015, habiendo sido una de las principales responsables de la prolongada desaceleración que ha padecido nuestra economía.
Afortunadamente, en los dos últimos años el panorama ha cambiado sustantivamente, y por efecto de ello los términos se han venido recuperando, con un nivel que hoy se halla entre los mejores del siglo y que se ha dejado notar en nuestro renovado boom exportador, que probablemente este año nos permita obtener una cifra record.
Si eso último no se plasmó en una más fuerte reactivación de nuestra economía fue debido a los graves problemas políticos ocurridos en el país, que generaron una incertidumbre que afectó la inversión y el consumo. Felizmente, estos han quedado atrás, y como consecuencia de ello hoy se prevé que el alentador panorama mostrado por el gráfico se refleje en datos de crecimiento productivo de similar tendencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario