En el marco de ésta establecen una tasa de interés, llamada tasa de referencia, mediante la cual, por la vía de los préstamos que otorgan a los bancos y demás entidades del sistema financiero, influyen en el costo del dinero en toda la economía.
Cuando la inflación aumenta, los bancos centrales elevan la tasa, con el fin de restringir la demanda, en tanto que cuando la economía se desacelera, la reducen, para permitir que la actividad tome un nuevo impulso. En el marco de tal política, estas entidades también deben estar pendientes del panorama externo, pues por ejemplo una elevación de la tasa de interés en Estados Unidos podría provocar la emigración de capitales hacia ese país, obligando al banco central nacional a elevar su tasa para intentar contrarrestar tal situación.
Actualmente las tasas de referencia en las más grandes economías latinoamericanas son las siguientes.
Le sigue la del Perú, que también denota la fuerte estabilidad de su economía, que además ha logrado mantener un aceptable crecimiento.
Luego se ubican las de Colombia y México, en niveles elevados, como consecuencia de tasas inflacionarias significativas. La tasa mexicana, que a fines del 2015 se hallaba en 3.00%, hoy se halla en 7.00%, por efecto de nada menos que diez alzas decretadas desde entonces.
Tras ellas se sitúa la de Brasil, como es tradicional en un nivel altísimo, de nada menos que 10.25%, que sin embargo representa una gran disminución frente a la de 14.25% vigente hasta hace un año.
Por último figura la de Argentina, con un nivel de 26.25%, acorde con la elevada inflación que aún afecta al país.
En Venezuela, país sumido en la hiperinflación, no cabe hablar de una tasa de política monetaria, cuando esta última objetivamente no existe, y la emisión de moneda se lleva a cabo con total desenfreno.
Nota: el cuadro y texto de este artículo fueron modificados el día 22 de junio, para incluir el nuevo dato de la tasa mexicana, que pasó de 6.75% a 7.00%.
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