Lo hace con una mandataria que ha prometido gobernar apelando a los consensos y a la unión, en lugar de a la confrontación y a la desunión que nunca dejó de promover su impresentable y golpista antecesor.
Un punto fundamental para generar esos acuerdos será no volver a mencionar el malhadado tema de la Asamblea Constituyente ni intentar desmantelar el modelo económico, indispensable para que el Perú siga creciendo y mejorando el nivel de vida de su población. Otro será, obviamente, no repetir la delincuencial actitud, repleta de cinismo y victimización, del referido sujeto. Y otro, igual de importante, nombrar a ministros y demás funcionarios realmente calificados, en reemplazo del ejército de ineptos colocados en el último año y medio.
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