Existen diversas herramientas para medirlo, siendo una de las más empleadas el EMBIG (Emerging Market Bond Index Global o Índice Global de Bonos de Mercados Emergentes) o EMBI+. Este toma en cuenta la diferencia de rendimiento entre los bonos en dólares emitidos por el país en evaluación y los del Tesoro de Estados Unidos (considerados los más seguros del mundo). A más diferencia, mayor nivel de riesgo.
Al cierre de marzo el nivel promedio de riesgo latinoamericano fue de 382 puntos básicos (pbs, 3.82 puntos porcentuales), bastante menor que el de fines de febrero (421 pbs) y casi identico al de fines del año pasado (381 pbs). En el primer caso la mayoría de países mejoraron sus datos, con excepción de Bolivia, Ecuador y El Salvador. En el segundo hubo situaciones variadas, con mejoras y empeoramientos.
Uruguay se mantiene como el país más destacado con 127 pbs. Le siguen Chile con 158, el Perú con 171 y Panamá con 192. Nuestro país, pese al incesante ruido político generado por un gobierno impresentable (que entre otras cosas ya provocó la caída de la calificación crediticia), viene resistiendo medianamente bien en cuanto a riesgo.
Uruguay se mantiene como el país más destacado con 127 pbs. Le siguen Chile con 158, el Perú con 171 y Panamá con 192. Nuestro país, pese al incesante ruido político generado por un gobierno impresentable (que entre otras cosas ya provocó la caída de la calificación crediticia), viene resistiendo medianamente bien en cuanto a riesgo.
Las tres mayores economías: Brasil, México y Argentina, registran niveles de 280, 349 y 1,718 pbs, respectivamente. El país más riesgoso es Venezuela, con un astronómico nivel de 37,945 pbs.
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