Uno de esos factores es la abundancia de liquidez luego de las políticas fiscales y monetarias expansivas aplicadas por la gran mayoría de economías para escapar de la recesión generada por la pandemia. Como lo comprobaron el año pasado el Perú y muchos otros productores de commodities, estas generaron notorias alzas de precios en esos y otros productos, permitiéndoles obtener récords de exportación.
Y cuando la situación comenzaba a normalizarse, ha ocurrido la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Y dado que este país, gran productor de petróleo, gas, trigo, fertilizantes y otros productos, ha sido sancionado por su brutal acción, se ha vuelto a generar un problema de desabastecimiento con un gran nuevo impacto en los precios.
El Perú lo está percibiendo nítidamente, y así lo refleja su dato inflacionario de marzo, el más alto de los últimos 26 años. Es cierto que el pésimo gobierno actual es un gran causante de inestabilidad e incertidumbre, con anuncios y propuestas absurdas que propician, por ejemplo, la retracción de las inversiones y el alza del dólar (lo que impacta en los precios de las importaciones). Pero actualmente la causa principal del problema es la situación global.
Es vital entender esto último, para saber esperar a que la situación se normalice, sin cometer el error de precipitarse e implantar medidas absurdas o demagógicas, como controles de precios, irresponsables subsidios, imposiciones o restricciones, que no servirían de nada y podrían afectar gravemente el modelo económico, ese que siempre ha sabido mantener la inflación en un nivel mínimo.
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