Casi todos los países de la región lograron incrementarlas el año pasado, y en el actual las han mantenido relativamente estables. Ello ocurrió de la mano de la evolución de los diversos flujos del sector externo: comerciales y de servicios, inversión extranjera, remesas y otros factores que inciden en la balanza de pagos (cuyo saldo se traduce en la variación de las reservas) y en el marco del proceso de dejar atrás la dura pandemia que afligió al mundo. Así lo señalan los datos que siguen, obtenidos de las páginas web de los respectivos bancos centrales,
Brasil continúa siendo el indiscutible líder en la materia, seguido de lejos por México, ambos viendo reducirse levemente sus datos.
El Perú también vio disminuir el suyo, pero sigue firmemente consolidado en el tercer lugar. Sus considerables US$ 75,324 millones (3,171 menos que al final del año pasado) le dan un ratio RIN/PBI de casi 34%, el más alto de la región. Ese cuantioso monto, que le otorga una gran solvencia y le permite cubrir casi 19 meses de importaciones, constituye una enorme garantía de la fortaleza del sol.
A nuestro país le siguen Colombia y Chile, ambos con ciertas bajas.
El dato de Argentina no es comparable con los restantes, pues se refiere a las reservas brutas, de las cuales hay que restar los grandes pasivos de su banco central, resultando de ello un monto neto mucho menor, que se condice con su muy precaria posición financiera y explica la gran debilidad de su moneda.
Brasil continúa siendo el indiscutible líder en la materia, seguido de lejos por México, ambos viendo reducirse levemente sus datos.
A nuestro país le siguen Colombia y Chile, ambos con ciertas bajas.
El dato de Argentina no es comparable con los restantes, pues se refiere a las reservas brutas, de las cuales hay que restar los grandes pasivos de su banco central, resultando de ello un monto neto mucho menor, que se condice con su muy precaria posición financiera y explica la gran debilidad de su moneda.
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