domingo, 21 de mayo de 2017

Bonos: el Decreciente Costo de Nuestras Emisiones

Para colocar bonos en el mercado de capitales es necesario ofrecer un rendimiento (dado por su precio de adquisición, su tasa de interés y su valor nominal al vencimiento) que anime al inversionista a adquirirlos.

Los emisores de mayor riesgo (es decir, de capacidad de pago no totalmente segura) requieren ofrecer mayor rendimiento para compensar esa desventajosa situación y convencer a los compradores.

Los de menor riesgo, en cambio, pueden darse el lujo de plantear rendimientos más bajos, sabedores de que los inversionistas igual demandarán sus papeles, confiando en que serán redimidos en el plazo pactado. Es el caso de las grandes corporaciones con finanzas bien manejadas, que por tal razón tienen un cómodo acceso a los mercados de capital, al gozar de la confianza de los inversionistas, que, conocedores de su seriedad y buena gestión, apuestan por sus bonos, pese a que ofrezcan tasas de rendimiento bastante reducidas.

Lo mismo ocurre con los países de buena reputación crediticia (dada ésta por la calificación que les asignan las agencias especializadas, como Standard and Poor's, Fitch y Moody´s). Es por eso que los países más ricos y desarrollados, poseedores de calificación AAA, disponen sin problemas de financiamiento abundante y a muy bajo costo.

El Perú, aunque obviamente aún está muy lejos de ese nivel, ha dado importantes pasos en las últimas tres décadas, y por tal razón se halla en el segundo lugar latinoamericano en esta materia, totalmente dentro del denominado Grado de Inversión y únicamente por detrás de Chile. Así lo demuestran sus ratings BBB+ asignados por las dos primeras agencias mencionadas y A3 por la tercera.

Y no deja de progresar en ese afán de acceder cada vez mejor al mercado de capitales. Así lo testimonia el gráfico de arriba, publicado por el Ministerio de Economía y Finanzas en su Informe de Actualización de Proyecciones Macroeconómicas y referido a la denominada curva de rendimiento de bonos soberanos. En él se observa que, a abril del presente año, para todos los plazos de vencimiento considerados, el rendimiento que nuestro país debe ofrecer para captar el interés de los inversionistas es claramente menor al de fines del año pasado.

Eso, que no es otra cosa que una creciente confianza de la comunidad financiera internacional, significa que puede captar crédito a un costo cada vez menor, para derivarlo a todo tipo de usos, desde reemplazar deuda cara hasta financiar programas de construcción de viviendas o carreteras, y de asistencia a la población de extrema pobreza.

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