Llegó el Notable BAP (y BOP) Carrasco

Desde ayer está en nuestro país, ya incorporado a la Marina de Guerra, el BAP Carrasco, el más moderno buque oceanográfico de América Latina, y uno de los más modernos del mundo.

Esto último no es jactancia, sino estricta verdad, pues no sólo ha sido construido en el mismo astillero español donde lo fue, hace apenas cuatro años, el RRS Discovery IV (notable navío de investigación sucesor de sus tres homónimos y heredero de la rica tradición oceanográfica británica), sino también es casi idéntico a éste, que fue amadrinado en una solemne ceremonia por la princesa Ana.

Como se describe en el video adjunto, el flamante buque está dotado de modernísimos equipos, y es capaz de notables prestaciones en el campo de la investigación marina. Esa es la razón por la cual se le denomina BOP (buque oceanográfico polar).


Lo de oceanográfico es porque dispone de todos los equipos propios de un buque de esas características, incluyendo vehículos de operación remota con capacidad de sumergirse a más de un kilómetro de profundidad. Además, posee equipos de muestreo de agua y del fondo marino, magnetrónomo, ecosonda de agua profunda, y sensores para mediciones de temperatura, conductividad y corrientes marinas.

También dispone de bodegas de almacenamiento, salas para intervenciones quirúrgicas, laboratorio de batimetría, laboratorio químico para estudio de muestras, laboratorio húmedo y seco, así como laboratorio de oceanografía y geología marina. Adicionalmente, posee un gabinete meteorológico, un compartimiento de descarga de datos hidro-oceanográficos, un laboratorio de levantamiento y un hangar de 85 metros cuadrados para un helicóptero. Por si fuera poco, cuenta con dos grúas telescópicas y dos lanchas RHIB de alta velocidad.


La denominación de polar, por su parte, se debe a su capacidad de navegar sin problemas por zonas con hielos de hasta un metro de espesor, gracias a sus cuatro hélices de proa y dos hélices azimutales en popa (capaces de girar 360 grados sobre su eje vertical), que le otorgan gran maniobrabilidad y potencia y le permiten navegar a una velocidad de hasta 16 nudos. Eso hará posible que nuestros científicos de la base Machu Picchu, situada en la Antártida, efectúen sus investigaciones con mucho más calma y tiempo, sin el apremio que antes tenían con el Humboldt, que tenía que partir de la zona antes de que los hielos comenzaran a engrosar.

Gracias a él, además, será posible investigar mucho más minuciosamente las condiciones de nuestro extenso mar y su abundante fauna, con el fin de aprovecharlo todo lo que sea posible, pero teniendo siempre en mente el fundamental tema de la preservación.

1ra y 3ra Fotos: Ministerio de Defensa
2da y 4ta Fotos: Andina