Lo conocido hasta ahora indica que la clave para desentrañar la verdad de los hechos está en averiguar a ciencia cierta el tipo de relación que el presidente mantuvo con el empresario chileno Gerardo Sepúlveda. Eso permitirá determinar si efectivamente ambos actuaron de manera independiente en las transacciones materia de investigación o si más bien este actuó como testaferro del mandatario.
Esos cruciales detalles deberán ser conocidos a mayor profundidad con las indagaciones de las instancias correspondientes, tanto la fiscalía como la comisión investigadora del Congreso. Con la primera, el presidente tiene una cita el 21 de este mes, y con la segunda el 22.
La autorización presidencial para el levantamiento de su secreto bancario, para que las referidas instancias hagan las averiguaciones que consideren necesarias, es un paso en el sentido adecuado.
Ahora sólo queda esperar que las investigaciones se lleven a cabo con la mayor seriedad posible, al margen de los enconos políticos y con el exclusivo afán de conocer la verdad. Esta determinará si el mandatario debe abandonar el cargo o si más bien puede proseguir en él.
Foto: Andina
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