miércoles, 31 de julio de 2019

Para una Mayor Competitividad, Grandes Proyectos

En el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad que acaba de aprobar, el gobierno ha publicado una lista de 52 proyectos, los considerados prioritarios.

Allí están, entre otros, y con cuantiosos montos (en US$ millones): la Línea 2 y el ramal de la Línea 4 del Metro de Lima (5,167), el tramo 4 de la Carretera Longitudinal de la Sierra (2,979), el aeropuerto internacional Jorge Chávez (1,495), la tercera etapa de Chavimochic (951), el Muelle Norte del Callao (906), la segunda etapa de Majes (610), la Carretera Central entre Ricardo Palma y La Oroya (447), la carretera Oyón-Ambo (377), el nuevo puerto de Salaverry (273), el ferrocarril Huancayo-Huancavelica (271), la autopista Pativilca-Salaverry (143), la red de distribución de gas natural por ductos en Apurímac, Ayacucho y otros cinco departamentos (235) y la Hidrovía Amazónica (102).

Asimismo, la Línea 3 del Metro de Lima (3,738), el Periférico Vial de Lima y Callao (2,046), las obras para mejorar el abastecimiento de agua en Lima (759), el aeropuerto de Chinchero (735), la mejora del servicio de agua y desagüe en Puno, Juliaca y Pucallpa (538), la central hidroeléctrica San Gabán 3 (437), la Autopista del Sol (403), el tercer grupo de aeropuertos regionales (392), las plantas de tratamiento de aguas residuales en el lago Titicaca (261), el puerto de Pisco (252), la autopista Puente Los Ángeles-Ricardo Palma (231) y la red de distribución de gas natural por ductos en Piura (229).

En la extensa lista también se observa líneas de transmisión (entre ellas varias de 500 KV), otras numerosas carreteras, obras complementarias en los puertos, sistemas de internet de banda ancha, proyectos de gestión de residuos sólidos, afianzamientos hídricos, infraestructura vial urbana y otras plantas de tratamiento de aguas residuales.

La mayor parte de estas importantes inversiones serán ejecutadas mediante asociaciones público-privadas (APP), mostrando la vital importancia de este muy sano esquema, en el cual el sector privado aporta el grueso de los recursos y el Estado sólo complementa dicha acción, con montos menores que no afectan sus finanzas.

Y no se trata de proyectos por los cuales haya que esperar largos tiempos, pues muchos de ellos ya están en ejecución, mientras otros se hallan próximos a dicho momento. Esperemos que puedan ejecutarse en los plazos previstos, para que la economía perciba su benéfico efecto.

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