Uno de ellos fue la recuperación de los precios de los commodities, que permitió a varias de ellas tener un respiro en su sector externo. Otro fue el cambio de rumbo en sus políticas económicas.
Ambos favorables eventos se dejaron notar en los índices de sus bolsas de valores, que dejaron atrás las fuertes caídas del año 2015 y registraron ganancias sumamente importantes.
La de Lima, por ejemplo, se benefició del importante avance productivo de la minería (el sector más dinámico de este mercado) y registró una rentabilidad de 58.06% en soles y 60.58% en dólares. El buen crecimiento de la economía (4%) también contribuyó a ello.
La de Buenos Aires también tuvo un rendimiento notable, de casi 45%. Allí, pese a la fuerte caída del producto bruto interno, primaron las expectativas favorables, por la aplicación de un programa económico de mucho mayor apertura que el anterior.
Lo mismo ocurrió en la bolsa de Sao Paulo, debido al positivo proceso de reformas que vive el país, y que también ha generado optimismo. En este mercado la rentabilidad fue de casi 39% en reales (y de un muy considerable 69% en dólares).
En las bolsas de Colombia y Santiago, sin ser desdeñables, las tasas de rentabilidad fueron bastante menores, y en la de México logró ser levemente positiva en pesos, pero negativa en dólares, debido a la fuerte caída de la moneda mexicana.
La bolsa de Caracas es un caso aparte, pues, tal como en los años anteriores, viene registrando una espectacular ganancia, situación que no tiene correlato con la desastrosa situación de la economía y las empresas del país, sino principalmente con la volatilidad que allí se vive, con la campeante especulación y la escasez de opciones de inversión. Dichas razones han llevado a que ese mercado devenga prácticamente marginal, por sus ínfimos montos negociados y por ende por su bajísima liquidez.
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