El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó hoy su esperado
Informe sobre Desarrollo Humano 2011, documento en el que sobresale el Índice de Desarrollo Humano, considerado el más importante indicador sobre el tema, por cuanto refleja, probablemente mejor que ningún otro, las condiciones de vida reinantes en los más diversos países del mundo.
Como se sabe, desde el año pasado el PNUD varió la metodología para hallar el indicador. Para empezar, dejó de lado el anterior sistema de análisis, basado en datos de un año específico, para adoptar uno en el que se toma en cuenta los datos de los últimos cinco años. De esa manera, se puede percibir mejor las tendencias de largo plazo.
También modificó la forma de calcular el IDH, pues, si bien este se sigue refiriendo a los tres aspectos básicos: Salud (con la meta de una vida larga y saludable), Educación e Ingresos (buscando un nivel de vida digno), reemplazó algunos de sus subcomponentes.
Así, en materia de ingresos, dejó de considerar el PBI per capita expresado en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA), para considerar más bien el ingreso nacional bruto per capita (también expresado en términos de PPA), lo que permite tener en cuenta ingresos como las remesas y la ayuda internacional para el desarrollo. En el ámbito educativo dejó de tomar en cuenta la tasa de alfabetismo y la tasa bruta combinada de matrícula (primaria, secundaria y terciaria), para considerar más bien los años promedio de escolaridad y los años esperados de escolarización.
La esperanza de vida no fue desechada, por considerarse que es un indicador insustituible en su campo.
Los indicadores de los tres aspectos mencionados son calibrados y combinados, para generar el IDH, cuyo puntaje va desde 0 hasta 1.
De acuerdo con ese resultado, los países son agrupados en cuatro categorías de desarrollo humano: Muy Alto, Alto, Medio y Bajo.
En el siguiente cuadro se enumera los países de nivel Muy Alto, es decir, aquellos con puntaje más cercano a 1. También se consigna los elementos componentes de su IDH.
Noruega es líder del desarrollo humano. Chile y Argentina están en el grupo de avanzada.
Como se observa, el país con el más alto IDH es Noruega (0.943), que, además de haber incrementado levemente su índice (desde 0.941), mantiene la ubicación del año anterior, tal como también lo hacen los doce primeros de la lista. Le siguen Australia (0.929), Holanda (0.910), Estados Unidos (también con 0.910), Nueva Zelanda, Canadá e Irlanda (los tres con 0.908).
América Latina logra incluir en este grupo de Desarrollo Humano Muy Alto a dos de sus países: Chile (en el puesto 44, con un IDH de 0.805) y Argentina (puesto 45, con un IDH de 0.797).
En el cuadro que sigue se puede ver a los países de Desarrollo Humano Alto. Uno de ellos es el Perú, situado en el puesto 80.
Nuestro país mejoró su IDH, y subió del puesto 81 al 80.
Luego continúan los de Desarrollo Humano Medio y Bajo, cuyos datos no consignamos por limitaciones de espacio. Entre los países de este último grupo, los peor ubicados son Mozambique (0.322), Burundi (0.316), Níger (0.295) y República Democrática del Congo, que cierra la lista en el puesto 187, con un IDH de apenas 0.286. Todos ellos han mejorado su puntuación, lo que, sin embargo, aún no es suficiente para sacarlos de tan incómodos lugares.
El Perú, entre los países de desarrollo humano alto.
Detrás de Chile y Argentina, los países latinoamericanos mejor ubicados en el ranking del IDH son Uruguay (puesto 48 y una puntuación de 0.783, que lo pone a un paso de acceder al grupo de Desarrollo Humano Muy Alto), Cuba (51 y 0.776), México (57 y 0.770), Panamá (58 y 0.768), Costa Rica (69 y 0.744), Venezuela (73 y 0.735) y el Perú (80 y 0.725).
Nuestro país (al igual que otros 35) avanzó 0.004 puntos frente al año pasado (0.725 versus 0.721). Si bien parece poco, es más de lo que avanzó la gran mayoría de países. Solo fue superado en tal aspecto por Zimbabwe (que incrementó su IDH en un notable 0.012), Ghana (que lo hizo en 0.008), cinco países que lo hicieron en 0.006 y diez que lo mejoraron en 0.005. En cuanto a ubicación, avanzó un puesto, del 81 al 80, siendo uno de los 36 países que escalaron posiciones (31 descendieron y los demás no se movieron). Solo fue superado en este aspecto por siete países, que subieron dos o tres casillas.
(Cabe precisar que, debido a la revisión efectuada por el PNUD, la puntuación y ubicaciones consideradas en el informe del año anterior ya no son válidas ni comparables con estas, correspondientes a la más reciente publicación de la entidad. En cambio, sí son válidas las comparaciones hacia atrás a partir de esta flamante publicación. Una de esas revisiones nos dice que el Perú no ocupó el año 2010 el puesto 63 del mundo, como señaló el anterior informe, sino el 81).
Hecha esa digresión, y volviendo al tema, diremos que el índice peruano se sustenta en una esperanza de vida al nacer de 74.0 años, un tiempo promedio de escolaridad de 8.7 años, un tiempo esperado de escolaridad de 12.9 años y un ingreso nacional per capita (medido en precios constantes del año 2005 y en términos de PPA) de 8,389 dólares internacionales corrientes.
El informe del PNUD también muestra que el bajo ingreso por habitante afecta nuestra ubicación, pues si el ranking considerara únicamente dicha variable, nuestro país descendería dos puestos, hasta el 82. Si no la tomara en cuenta, tendría un índice de 0.775.
Lamentablemente, el IDH tiene una limitación: tomado en forma aislada, como un componente del promedio nacional, tiende a esconder las disparidades dentro de los países. Ello obliga a considerar el indicador que veremos a continuación.
El IDH Ajustado (IDHI)
El IDHI subsana dicha deficiencia del IDH, al ajustarlo por un factor de Inequidad (o Desigualdad) que refleja las disparidades existentes, no solo para acceder a un buen ingreso, sino también a la salud y a la educación. Gracias a él se obtiene una imagen mucho más completa del nivel de bienestar de la población.
En condiciones de total igualdad, el IDHI es idéntico al IDH. Cuanto más desigual es la distribución de los tres elementos señalados, más bajo es el IDHI (y mayor su diferencia con el IDH).
A continuación vemos el IDHI de los países de desarrollo humano Alto. Debido a que en la mayoría de ellos existe una muy buena distribución, tanto del ingreso como de los servicios de educación y salud, no hay mayor discrepancia de dicho indicador con el IDH. En Noruega, uno de los países con mejor distribución del ingreso del mundo (como lo ratifica su extraordinario Gini de 0.258), la diferencia entre ambos indicadores (es decir, la pérdida de puntuación) es de solo 5.6%.
En los países más desarrollados, el IDH y el IDHI no están muy distantes.
Sin embargo, conforme se desciende en la escala del desarrollo, la distribución, ya sea del ingreso o de los servicios de educación y salud, tiende a hacerse más deficiente. Eso hace que exista una creciente diferencia entre el IDH y el IDHI, como se aprecia claramente en el siguiente cuadro, correspondiente a los países de desarrollo humano alto. El Perú, por ejemplo, consigna un IDHI de 0.557, menor en 23.2% a su correspondiente IDH.
De los 134 países para los cuales se calculó este indicador, el nuestro ocupa el puesto 63, habiendo retrocedido cinco respecto del año anterior. Entre los países latinoamericanos de desarrollo humano alto, el Perú tiene un IDHI mayor que los de Venezuela (0.540), Ecuador (0.535), Brasil (0.519) y Colombia (0.479).
El IDHI peruano es 23.2% menor que su correspondiente IDH.
La mayor pérdida peruana se produce en el ámbito del ingreso, donde el IDHI (0.444) resulta 30% menor que el IDH simple.
También existe una situación bastante deficitaria en el ámbito educativo, en el cual el IDHI (0.535) es 24% menor que el dato simple.
La menor pérdida se registra en el campo de la salud, pues la relativamente buena esperanza de vida en nuestro país se halla bastante extendida, haciendo que el IDHI (0.726) sea solo 14.8% menor que su par sin ajuste.
La distribución del ingreso es el punto más débil del IDHI peruano.
Así marcha el Perú en cuanto a desarrollo humano, con buenos avances en el dato principal y el ajustado. Y esto último es especialmente importante, pues revela una reducción de la desigualdad para proveer de salud, educación e ingresos a la población. Es de esperar que la mejora continúe y se intensifique, reflejando que el nivel de bienestar de nuestros compatriotas sigue en alza.