Como se sabe, dicho tratado abre para nuestras exportaciones ese gigantesco mercado, de US$ 14.3 billones (109 veces más grande que el nuestro), al cual los productos peruanos (con sólo unas cuantas excepciones) podrán ingresar libres de impuestos. Ello, sin duda, les conferirá una enorme ventaja frente a los productos de otros lugares del mundo. Bajo tal situación, se espera que nuestras ventas se incrementen considerablemente.
Si bien es innegable que la crisis financiera ha afectado duramente a la economía norteamericana, al haberla empujado a una severa recesión, no es menos cierto que ésta, por su enorme tamaño, sigue siendo un destino importantísimo para nuestros productos. Además, la crisis no durará más de dos o tres años, luego de lo cual el Perú podrá beneficiarse de la recuperación de dicho mercado.
Para que ello ocurra plenamente, deberá dar todos los pasos posibles en pro de mejorar su competitividad, aún sumamente baja. A tal efecto, tendrá que incrementar sustancialmente la red de caminos, modernizar y ampliar los puertos y aeropuertos, extender la interconexión eléctrica, seguir impulsando las telecomunicaciones, hacer más ágil la legislación laboral, formalizar la economía, mejorar el nivel de la educación y de la capacitación los trabajadores, emprender la reforma del Estado, etc.
Un video de la época de la negociación. Antiguo, pero ilustrativo.
Pero el beneficio no se limitará a las exportaciones. Con ese libre acceso peruano al mercado norteamericano, muchas empresas de países que no gozan de tal privilegio se sentirán incentivadas a establecerse en el nuestro, para emplearlo como plataforma exportadora hacia el gran mercado del norte. A esa ventaja podrán añadir otras presentes aquí: la abundancia de recursos naturales, la existencia de una mano de obra barata y de buen nivel, y la vigencia de reglas de juego claras. Lógicamente, ello debería redundar en una sustancial mejora de los niveles de empleo.
El efecto multiplicador de las exportaciones
Como es inevitable, también habrán algunos problemas derivados del TLC, por ejemplo en determinados rubros agrícolas, que tendrán que recibir una compensación. Pero, fuera de excepciones como ésa, el efecto neto del tratado será enormemente positivo. De eso comenzaremos a tener evidencia a partir de hoy.
Amigos peruanos: primero que nada si bien soy argentino, me alegra que su país pueda desde hoy tener vigente su TLC con Estados Unidos para, de esta manera, poder ingresar sus productos al mercado más grande del mundo. Pero los beneficios no se agotan allí: el hecho de ser un importante socio comercial de Estados Unidos tiene beneficios no solo en lo económico y comercial, sino también en lo político.
ResponderEliminarOjalá que su país pueda seguir creciendo en progreso para todos sus habitantes, aunque viéndolo desde afuera creo que esto termina en 2011.
Saludos y muy buen blog.
Andrés