En color naranja, las potentes líneas a 500 KV (a agosto del 2012).
En junio del año 2011 nuestro país puso en marcha la primera de ellas, de 90 kilómetros de largo, entre las subestaciones de Chilca (al sur de Lima), La Planicie y Zapallal (al norte de la capital). Su construcción estuvo a cargo del Consorcio Transmantaro (liderado por la empresa colombiana Interconexión Eléctrica-ISA), que en el 2008 había obtenido la concesión. La línea, que demandó una inversión de US$ 138 millones, exhibe, en la zona de la carretera central, dos enormes torres de 170 metros de altura, ubicadas hoy entre las estructuras de mayores dimensiones construidas en el país.
Con dicho tramo el Perú inició un programa de interconexión doblemente importante, pues no sólo puso en marcha la fase inicial de una flamante "autopista eléctrica" de gran capacidad, sino que también comenzó a incorporar, como uno de los núcleos del sistema eléctrico nacional, al poderoso polo energético que se ha constituido en Chilca, con un conjunto de centrales térmicas cuya potencia instalada ya alcanza los 2000 megawatts (MW) y cuya fuente de energía es el gas de Camisea.
Como parte de ese esfuerzo, en noviembre del 2012 inauguró la línea, también a 500 KV, y de 531 kilómetros de largo, entre Zapallal y Trujillo. Ésta, que reposa sobre 1022 torres de acero, fue concesionada en el 2009 al Consorcio Transmantaro, que invirtió en ella US$ 207 millones, monto que incluyó la construcción de dos subestaciones (una en Chimbote y otra en Trujillo).
En marzo del 2011, nuestro país ya había dado otro paso en tal sentido, al adjudicar, también al Consorcio Transmantaro, la concesión para construir y operar (durante 30 años) una línea de 304 kilómetros de largo, entre Trujillo y Chiclayo. Ésta, que se halla en plena construcción, estará lista en junio del 2014. La inversión asciende a US$ 101 millones, los que también permitirán construir las subestaciones Trujillo y La Niña (en Chiclayo).
El sistema eléctrico interconectado nacional, cada vez más extenso y eficiente (Foto: ISA)
Y hace tres días se dió el más reciente paso en la materia, nuevamente mirando al sur, pero esta vez tomando como fuente la energía producida en la central hidroeléctrica del Mantaro. Eso ha ocurrido mediante la adjudicación, a la colombiana ISA, de la concesión para construir y operar (durante 30 años) la línea Mantaro-Marcona-Socabaya-Montalvo, también de 900 kilómetros de largo.
El proyecto, que demandará una inversión de US$ 278 millones, deberá estar concluido en 38 meses, es decir, a fines del año 2016. En él se contempla la construcción de una subestación en cada uno de los cuatro lugares nombrados.
Estas dos últimas líneas permitirán mejorar el abastecimiento energético de las poblaciones de Arequipa, Ilo, Moquegua y Tacna, así como el de las grandes minas de hierro de Marcona y de cobre de Cerro Verde, Cuajone y Toquepala.
Y eso no es todo, pues para el mediano plazo están previstas las líneas Trujillo-Cajamarca y Chiclayo-frontera con Ecuador, así como otras que reforzarán la conexión entre la central del Mantaro, la zona minera de la sierra central y el departamento de Lima.
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