Son muy pequeños (apenas superan los cincuenta metros de largo), pero sin duda serán de gran utilidad para una gran zona de la ciudad.
Hablamos de los dos túneles paralelos situados debajo del cerro Puruchuco, en el distrito de Ate, al este de Lima. Después de un gran número de años en los que por motivos culturales (están situados en la zona donde se situó el complejo arqueológico del mismo nombre) se cuestionó y bloqueó su ejecución, finalmente fueron concretados y hoy, después de un par de meses en etapa de prueba y tránsito restringido, fueron inaugurados.
Su importancia radica en que permitirán la esperada unión de dos de las vías más transitadas de la ciudad y del país: la avenida Javier Prado y la Carretera Central.
Durante muchos años ambas estuvieron a escasa distancia una de la otra, pero no tenían continuidad, debido a la presencia del cerro que se interponía entre ellas. Hace un par de años, después de haberse determinado que no había vestigios arqueológicos en él, finalmente se dio luz verde a la obra, con la atinada decisión de que se le excavara cuidadosamente, en lugar de cortar el cerro. El gobierno central aportó los recursos.
Como resultado de esos hechos hoy se tiene, ya expedita, una infraestructura que concilia la preservación del patrimonio histórico con la atención de los requerimientos de una ciudad que no deja de crecer y demandar nuevas y cada vez más ágiles rutas.
Con los túneles, la avenida Javier Prado por fin se extiende más allá del Estadio Monumental y logra, como ya dijimos, su interconexión directa con la Carretera Central, en la cual ya está construido, desde hace un par de años, un importante intercambio. Y también queda en posibilidad de interconectarse (avanzando hacia la avenida Metropolitana y un poco más) con la autopista Ramiro Prialé, que se halla a sólo 1.3 kilómetros de allí y viene siendo ampliada hasta Chosica.
Imagen: Municipalidad de Ate
Foto: MTC
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