A tal efecto, lleva a cabo una comparación del precio que una persona paga hoy por un smartphone (teléfono inteligente) y del que habría tenido que pagar en 1985 para obtener todas las prestaciones que este le brinda.
Las diferencias son asombrosas, como se comprueba en cada uno de los items.
Así, por ejemplo, en 1985 esa persona tendría que haber pagado US$ 9 mil por el mejor celular de entonces, el Motorola DynaTac.
También debería haber pagado US$ 1,105 por una máquina de fax que le pasara los mensajes de texto, US$ 6,630 por un navegador GPS, US$ 110 por una grabadora de cassette, US$ 45 por un reloj digital, US$ 400 por un reproductor de música, US$ 2,210 por la enciclopedia más grande, US$ 640 por un aparato de radio, US$ 440 por una consola de video juegos, US$ 665 por un mini televisor a colores portátil, US$ 295 por una cámara fotográfica, US$ 3,745 por una video cámara, US$ 1,105 por un reproductor de video, US$ 110,520 por un sistema de telecomunicaciones que le permitiera efectuar videoconferencias, y US$ 32 millones por el mejor procesador, de 1.9 GFlops, que en la época sólo existía en los supercomputadores.
Hoy, todas esas prestaciones, que en 1985 hubieran requerido el gigantesco desembolso mencionado, se hallan disponibles en el smartphone que usted tiene en sus manos, y que probablemente le costó menos de US$ 250. Fueron posibles gracias a una economía libre que promueve la inversión y la competencia, y a una mentalidad científica, que no se cansa de investigar y proponer innovaciones tecnológicas cada vez más útiles.
Foto: BBC
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