Pero desde la estación de Arriola hasta el Callao el túnel será excavado por dos modernas y gigantescas tuneladoras, del tipo EPB, que están siendo construidas por la empresa alemana Herrenknecht.
Las enormes máquinas, que a la par que excavan van revistiendo con dovelas de concreto el interior del túnel, tienen un largo casi igual al de una cancha de fútbol. Por esa razón, requieren ser descendidas a las profundidades por hoyos lo suficientemente grandes. Y nada mejor que aquéllos donde están previstas las estaciones.
Eso es lo que se hará en nuestra Línea 2. Allí la primera de las tuneladoras será descendida por la que será estación Nicolás Arriola, desde cuyo lado oeste comenzará a perforar con dirección a la estación Plaza Bolognesi. Un mes y medio después se hará lo propio con la segunda tuneladora, que será introducida por la futura estación Oscar Benavides, para que desde su lado oeste perfore hasta la estación ubicada en las inmediaciones del puerto del Callao.
El interesantísimo video que sigue, correspondiente a la Línea 5 del metro de Riyadh (capital de Arabia Saudita) es muy ilustrativo acerca del procedimiento que se sigue en estos casos. En él se aprecia cómo (empleando una rampa para extraer el material) se excava hasta la profundidad necesaria, procediéndose a reforzar los muros laterales, para evitar desmoronamientos y derrumbes. Luego se monta en la superficie una planta fabricadora de las innumerables dovelas a ser utilizadas en el túnel.
Tras eso se comienza a bajar al inmenso hoyo, una por una, las piezas de la tuneladora, comenzando por su cabezal. Una vez ensamblada, ésta comienza a perforar, y el abundante material extraído es transportado por una faja, elevado y acumulado en un depósito provisional en la superficie, para que luego sea trasladado por camiones hasta el lugar que se haya designado como destino. Paralelamente, las dovelas recién fabricadas y almacenadas en el exterior del hoyo comienzan a ser descendidas e instaladas en la tuneladora, que, luego de trasladarlas por su extensa faja y su complejo sistema de grúas internas hasta su parte delantera, las va colocando una por una, iniciando el revestimiento.
Cuando la enorme máquina se interna en el túnel y se aleja de la zona de la estación, la labor de evacuación del material extraído y de abastecimiento de las dovelas comienza a ser desempeñada por vagones, que desde entonces se embarcan en un incesante ir y venir.
Ya sin la tuneladora allí, la estación puede comenzar a ser construida en sus diversos niveles y múltiples detalles. Así se va procediendo, hasta que por el lado contrario llega la otra tuneladora, que, habiendo partido desde alguna otra estación de la línea, completa este tramo del túnel. Luego, la enorme máquina es desmontada y extraída a la superficie. Con ello, todo queda listo para que la estación ingrese a su fase de acabados.
En nuestro metro, la tuneladora que perforará el tramo que finaliza en el puerto del Callao, luego será desmontada y extraída del subsuelo, y después reensamblada en la estación Gambetta, para que, enrumbando al sur y siguiendo el trazo de la Línea 4, haga lo propio entre dicho lugar y la estación Quilca. Por su parte, la que perforará el tramo Arriola-Plaza Bolognesi luego será reintroducida por la estación Oscar Benavides, para que, apuntando hacia el este, se encargue del tramo que va desde allí hasta la estación Bolognesi. Al finalizar dicha tarea, esta última será reintroducida al subsuelo por la estación Quilca, para que perfore el tramo que, partiendo desde allí, finaliza unos dos kilómetros más al sur, en la estación Carmen de la Legua, punto de interconexión de las Líneas 2 y 4.
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