Lo que dejan 57 Años de Castro en Cuba

El 25 de noviembre murió en Cuba Fidel Castro, que tras encabezar en 1959 una revolución socialista que derrocó al dictador Fulgencio Batista, se perpetuó en el poder, deviniendo, tal como su antecesor, en dictador, uno de los más brutales de la historia latinoamericana.

Al margen de las graves acusaciones que se le hacen en materia de derechos humanos, abuso del poder y corrupción, Castro deja tras de sí una economía que, por efecto de sus nefastas políticas, luce en muy malas condiciones. Totalmente controlada por el Estado, con mínima participación de la iniciativa privada, sin precios libres que permitan auscultar las señales del mercado, con una infraestructura clamorosamente insuficiente y en pésimo estado de conservación, con una ínfima capacidad adquisitiva de la población, con nulo desarrollo empresarial, con un equipamiento productivo obsoleto, con tecnología atrasada, aislada del mundo, y con muchas carencias más, que sin duda se traducen en una gran ineficiencia y muy baja competitividad.

Arriba, la avenida 10 de Octubre, la principal de La Habana; abajo, la Carretera Central, la principal del país. En ambas es notoria la ínfima cantidad de vehículos.

Sus más grandes fuentes de jactancia, que sus partidarios suelen esgrimir como atenuante frente a las evidentes muestras de atraso del país, son los logros en materia de educación y salud, reflejados en una esperanza de vida de 79.4 años, una virtualmente nula tasa de analfabetismo y un Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 0.769.

Lamentablemente, esas cifras deben ser tomadas con pinzas, pues provienen de un gobierno que, por sus reticencias a las revisiones y evaluaciones externas e independientes, carece de credibilidad.

Por lo demás, son cifras muy inferiores a las de Argentina (que registra un IDH de 0.836) y Chile (0.832), también están por debajo de las de Uruguay (0.793) y Panamá (0.780), y sólo superan por escaso margen a las de Costa Rica (0.766), México (0.756) y Brasil (0.755), países que llegaron a dicho nivel de desarrollo manteniendo economías entre mediana y ampliamente abiertas, y que en la mayor parte del período considerado (desde 1959 hasta hoy) han estado regidos por sucesivos gobiernos elegidos por el pueblo en comicios libres y transparentes, y que respetaron la libertad de expresión y de opinión, cosas que no ocurrieron en Cuba, donde se silenció toda oposición y disidencia.


Por otro lado, es necesario hacer notar que Cuba ya tenía en 1959 indicadores económicos y sociales bastante superiores al promedio de América Latina, como lo refleja la información de entonces y como se comprueba en las imágenes del último de los videos aquí presentados, que muestra una sociedad dinámica y en rápido progreso, con una infraestructura urbana y productiva muy importante para la época.

Sin duda, existían problemas propios de un país en desarrollo, y era necesario zafarse de un régimen tiránico y corrupto como el de Batista. Lamentablemente se le echó abajo para implantar uno que resultó igual de brutal en lo político y catastrófico en lo económico.

Si Cuba se hubiera librado de esa dictadura y luego hubiera recorrido el camino de la democracia y del manejo económico sensato, con libertades, iniciativa privada e integrada con el mundo, sin duda su situación actual sería muy superior. Pero optó por el camino más inadecuado, y los resultados saltan a la vista, no sólo por el bloqueo impuesto por Estados Unidos (la excusa favorita del régimen), sino especialmente por las condiciones impuestas por el sistema socialista, que por eso fracasó allí como también lo hizo en todos los lugares del mundo donde fue replicado, incluyendo la Unión Soviética, China, el Perú de los años 70 y 80, y actualmente Venezuela.

Fotos: spartacus-educational.com y www.cadenagramonte.cu