La producción nacional de bienes y servicios, reflejada en el producto bruto interno (PBI), alcanza diferentes niveles a lo largo de los diversos meses del año. Eso se debe a los múltiples factores que inciden en esa variable, llevándola a reducirse en determinadas circunstancias y a ampliarse en otras, de acuerdo al hecho económico conocido como estacionalidad.
Así, por ejemplo, hay una estacionalidad explicada por la presencia del invierno o del verano, que lleva en el primer caso a incrementar la producción de ropa abrigadora y alimentos muy nutritivos y en el segundo la de ropa ligera, refrescos y helados. También hay una derivada de la existencia de fechas festivas (la Semana Santa, el Día de la Madre o Navidad), el inicio del año escolar, etc.
Los datos de producción nos confirman algo que por experiencia todos sabemos: que esa estacionalidad se manifiesta especialmente en la campaña navideña, donde el consumo (expresado en la compra de juguetes, alimentos, ropa, artefactos para el hogar, etc) alcanza un nivel máximo, haciendo que el PBI también lo haga.
En efecto, como se aprecia en este gráfico publicado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el nivel máximo de producción en nuestro país se alcanza, año tras año, en el mes de diciembre. Eso se constata observando la línea verde, correspondiente al Índice Global de la Producción Nacional, que en dicho mes alcanza un nivel muy superior al de cualquier otro. Como también se observa allí, el nivel mínimo, en cambio, se registra en los meses de enero y febrero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario