Existen diversas herramientas para medirlo, siendo una de las más empleadas el denominado EMBIG (Emerging Market Bond Index Global o Índice Global de Bonos de Mercados Emergentes) o EMBI+. Éste toma en cuenta la diferencia de rendimiento entre los bonos en dólares emitidos por el país en evaluación y los del Tesoro de Estados Unidos (reputados como los más seguros del mundo). A más diferencia, mayor riesgo.
Panamá, con un nivel de 103 puntos básicos (pbs) o 1.03 puntos porcentuales, es el país de menor riesgo de América Latina, situación explicable por su buen manejo macroeconómico, que le permite tener una muy baja inflación y el mayor crecimiento de la región (variable esta última que le provee una adecuada recaudación fiscal).
Le siguen Chile y el Perú, gracias a sus muy reconocidas políticas económicas, que les permiten una buena capacidad de pago y con ello gozar de la confianza de la comunidad financiera internacional y obtener recursos en las mejores condiciones.
Uruguay y Colombia también tienen un nivel relativamente bajo, muy inferior al promedio latinoamericano, de 335 pbs.
Brasil ha disminuido su riesgo frente al que exhibía a mediados del año pasado, en tanto que México, otrora con un riesgo comparable al peruano, ahora tiene uno que lo duplica.
Argentina, gracias a sus esfuerzos por regularizar su economía y brindar buena impresión a la comunidad internacional, viene reduciendo su dato, que sin embargo sigue siendo uno de los más altos de la región.
Y la lista la cierra Venezuela, cuyo indicador no sólo es asombrosamente elevado (implicando que si el país deseara créditos debería pagar una tasa de interés prohibitiva) sino cada vez más descontrolado.
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