Ha habido una novedad en el tema de la calificación crediticia en la región, y nada menos que en la economía más grande de esta.
En efecto, el gigante latinoamericano Brasil recibió ayer la mala noticia de que la agencia Standard and Poor's (S&P) rebajó su rating, pasándolo del nivel BB al BB-. Con ello, se sigue alejando del ansiado Grado de Inversión, pues ya no está a dos escalones de este, sino a tres.
Según S&P, ello se debe a que el país ha sido más lento de lo esperado para efectuar reformas que corrijan el desajuste fiscal y los crecientes niveles de deuda. Ese retraso en una de las áreas de mayor debilidad de la economía reflejan una pérdida de efectividad en la formulación de políticas por parte de quienes están a cargo de estas, y se aúna a las inciertas perspectivas que se ciernen de cara a las elecciones presidenciales de este año.
Sin duda, se trata de un duro golpe para un país que hasta el año 2014 parecía haberse consolidado en el Grado de Inversión, y que en los últimos meses ha destacado por su notable reducción de la inflación.
Pero así son las cosas. La creciente debilidad en dos de los aspectos que definen la calificación crediticia, como lo son la solidez fiscal y la capacidad de pago de la deuda, le han pasado la factura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario