Afortunadamente, la recuperación de la inversión en minería y otros sectores permitió revertir la situación en la última parte del año. Ello hizo posible que en el tercer trimestre se dejara atrás un segundo trimestre muy malo (de apenas US$ 334 millones), lo que se ratificó en el cuarto, con un monto de US$ 2,721 millones, que equivale al 40% de lo registrado en todo el año.
El dato total del año se explica por un flujo positivo de US$ 5,513 millones por concepto de reinversión de utilidades (las que en lugar de ser repatriadas se destinan a seguir ampliando la capacidad instalada y atender otros requerimientos) y uno de US$ 1,984 millones por aportes y otras operaciones de capital (dinero fresco que entra a los proyectos o empresas). Paralelamente, hubo un saldo negativo de US$ 727 millones en préstamos netos con la matriz (diferencia entre los montos de préstamos recibidos de ésta y los devueltos).
En el año en curso la situación luce más alentadora, pues entrarán en fase de intensa ejecución proyectos tan importantes como la Línea 2 del Metro de Lima y el aeropuerto internacional Jorge Chávez, varios mineros (como Quellaveco y Mina Justa, incluyendo las ampliaciones de Toromocho y la mina de hierro de Marcona) y algunos de otros sectores.
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