Lo que sí le interesa mucho, en complicidad con el trasnochado ideólogo extremista y sentenciado por corrupción Vladimir Cerrón, es imponer a como dé lugar su ilegal y malhadada Asamblea Constituyente, para destruir el actual modelo económico y la democracia e imponer un estado totalitario y una economía comunista, tan fracasada y desastrosa como la que destrozó Cuba y Venezuela.
Por eso, valiéndose de "consejos de ministros descentralizados" (que simplemente son circos de politiquería barata) y otros actos públicos que desvirtúa descaradamente, ha estado agitando el interior del país, haciéndole eco al radicalismo de los seguidores de Cerrón, en el afán de hacer creer que la mayoría de la población respalda ese disparate, cuando más bien lo rechaza contundentemente.
Y por eso acaba de hacer su infame anuncio, con el cual nuevamente generará nerviosismo e incertidumbre, que se reflejarán en una nueva disparada del dólar y los precios, así como en la paralización de las inversiones y el consiguiente estancamiento de la economía.
Castillo es sin duda el principal problema actual de nuestro país: nada se resolverá mientras permanezca en el poder generando zozobra, arruinándole las perspectivas y haciéndolo más pobre cada día. Por lo pronto, y hasta que se pueda lograr el desafuero que se merece de sobra, el Congreso debe cerrarle contundentemente el paso a su absurdo e ilegal planteamiento.
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