Es por eso que nuestro país está dando en los últimos años creciente protagonismo a las líneas de 500 KV (500 kilovoltios o 500 mil voltios), cuya capacidad de conducción es casi diez veces superior a las de 220 KV, que a la fecha constituyen la columna vertebral de nuestro sistema eléctrico interconectado.
En junio del año 2011 se puso en marcha la primera de ellas, de 90 kilómetros de largo, entre las subestaciones de Chilca (al sur de Lima), La Planicie y Zapallal (al norte de la capital). La línea, construida y operada por el consorcio Transmantaro (perteneciente al colombiano Grupo ISA, de creciente presencia en el sector eléctrico peruano), demandó una inversión de US$ 138 millones.
Subestación de Porona (Marcona), una de las cuatro de la flamante línea.
Y eso no será todo. En setiembre del año pasado se firmó el contrato para la construcción de una línea de similar capacidad, y de 900 kilómetros de largo. Se trata de la línea de 500 KV Mantaro-Marcona-Socabaya-Montalvo, que se puede ver con líneas punteadas en el mapa, y que transportará energía adicional al sur, pero ya no partiendo desde Chilca, sino desde la hidroeléctrica del Mantaro. La obra, que implicará una inversión de más de US$ 400 millones, y estará lista aproximadamente a fines del año 2016, será financiada y construida por el consorcio Transmantaro, que la operará durante los 30 años de duración de su concesión.
De esta manera, nuestros dos grandes polos de generación eléctrica, Chilca (abastecida por el gas de Camisea) y la Central Hidroeléctrica del Mantaro (abastecida con las generosas aguas del río homónimo) están permitiendo, ahora con el concurso de estas modernas y potentes líneas, que un mayor número de peruanos dispongan de esta fundamental palanca de desarrollo y bienestar.
Foto: Andina
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