Allí se puede ver, por ejemplo, que la Pesca, recuperándose tras varios meses de caída, y beneficiándose del levantamiento de la veda, volvió a crecer respecto de similar período del año anterior, y esta vez a una impresionante tasa de 154%.
También se aprecia que la Minería e Hidrocarburos lo hizo en 9.25%, con un considerable avance de la minería metálica, que creció 18.15%, apuntalada especialmente por la creciente actividad extractiva de la cuprífera Toromocho. Pero no sólo mejoró la extracción de cobre, sino también las de oro, zinc, molibdeno y estaño, todas con tasas de dos dígitos.
Asimismo, se expandió la producción de Electricidad, a la significativa tasa de 5.45%, para atender la cada vez mayor demanda de los sectores que emplean asiduamente este fundamental insumo.
Lamentablemente, en lo que se refiere al comercio exterior, las exportaciones cayeron un considerable 18.8% en términos reales (19.6% las tradicionales y 17.8% las no tradicionales), en tanto que las importaciones retrocedieron 9.4% (12.0% las de bienes de consumo, 2.6% las de materias primas y productos intermedios y 12.5% las de bienes de capital y materiales de construcción).
Obviamente, no se puede extraer ninguna conclusión a partir de lo reseñado, pues aún falta conocer lo ocurrido con sectores tan importantes como el Agropecuario, Manufactura, Comercio y Construcción, así como todos aquéllos referidos a la producción de servicios. Pero lo visto hace pensar que las cosas realmente podrían ocurrir de acuerdo al optimismo expresado en los pronósticos, uno de los cuales, el del Banco Central, dado a conocer el día 9, habla de un alza del 4.7%. Sin embargo, para tener certezas al respecto habrá que esperar hasta el 15, día en que el INEI dará a conocer el dato oficial.
Nota: el texto de este artículo fue actualizado el día 9 de junio, para incluir la información acerca del comercio exterior.
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