Importante Precisión del MINEDU

En los últimos días ha arreciado la campaña de los sectores afanados en crear confusión acerca de las políticas educativas, particularmente aquellas concernientes al tema de la igualdad de género.

Esa campaña, repleta de desinformación y tergiversaciones, pretende hacer creer que la currícula educativa perturba la mente de los niños y adolescentes y fomenta la homosexualidad.

Ambas cosas, obviamente, son absolutamente falsas, pues lo único que se busca es que los hombres y mujeres peruanos tengan, desde la temprana edad escolar, una clara conciencia acerca del respeto que todas las personas merecen, al margen de sus diferencias de género y de cualquier otra índole.

En ese marco de cosas, uno de los aspectos en los que más énfasis se pone es el del respeto a la mujer, en el sentido de que no se le debe encasillar, marginar, reprimir, excluir ni tratarla como un ser de segunda categoría, incapaz de tener sueños e ideales de realización personal, y limitada a ciertas actividades tradicionales en las que se ve impedida de desplegar su enorme potencial y su gran inteligencia.


Ese es el enfoque de igualdad de género al que aluden las políticas educativas modernas: el que hace entender a las personas que hombres y mujeres deben tener igualdad de derechos y oportunidades. No es, como repite la absurda campaña ultraconservadora, que se desee igualar a los hombres con las mujeres para convertirlos en homosexuales. En primer lugar, la homosexualidad no se aprende, y en segundo lugar eso jamás ha pasado por la mente de nadie: ni de los funcionarios de los organismos internacionales, ni de los funcionarios del Ministerio de Educación ni de los profesores que explican el tema a los alumnos. Todos ellos apoyan estas políticas porque están conscientes de que son sanas, pues promueven la apertura mental, el respeto y la tolerancia, virtudes que a nuestra sociedad aún le faltan, y mucho.

Tampoco es cierto, como repiten los auspiciadores de las absurdas campañas de desinformación, que estas políticas estén patrocinadas por comunistas, deseosos de imponer formas de pensar dañinas para el Perú. La mejor prueba de ello es que connotados personajes liberales, que no simpatizan en absoluto con las ideas comunistas (Mario Vargas Llosa, por ejemplo), defienden fervorosamente estas políticas de igualdad, tal como también las propician y defienden los países más desarrollados y democráticos del mundo, ninguno de los cuales tiene la menor afinidad con las ideas del fracasado comunismo.


Es importante que esa correcta forma de pensar sea difundida desde la niñez y la adolescencia, para que cuando se llegue a la juventud y a la adultez ya se tenga bien arraigada la idea de que a la mujer se le debe respetar y reconocerle íntegramente sus derechos, en lugar de marginarla, reprimirla, estereotiparla, limitarla y disminuirla, tal como en muchos casos sigue ocurriendo hoy al amparo de machismos que conducen a la violencia física y psicológica y en muchos casos terminan en horribles feminicidios. En el Perú, la formación de hogar acerca del tema es, en un inmenso número de casos, claramente deficitaria, y por eso no corrige, sino más bien reproduce, taras que deben ser erradicadas si aspiramos a mejorar como sociedad. Y si los hogares no se dan abasto para afrontar la tarea, el Estado, valiéndose de adecuadas políticas pedagógicas y de especialistas en la materia, tiene la obligación de tomar cartas en el asunto.

En este blog ya nos hemos pronunciado ampliamente sobre el tema, respaldando categóricamente las correctas políticas del Ministerio de Educación y condenando contundentemente las campañas de desinformación promovidas por las fuerzas del ultraconservadurismo, que desean perpetuar situaciones absolutamente inaceptables. Considerando que el tema ha vuelto a ser puesto sobre el tapete, aprovechamos para ratificar nuestra posición, de total respaldo a las ideas de la democracia, la igualdad de oportunidades y de tolerancia promovidas por nuestra entidad rectora en materia educativa.