Existen diversas herramientas para medirlo, siendo una de las más empleadas el EMBIG (Emerging Market Bond Index Global o Índice Global de Bonos de Mercados Emergentes) o EMBI+. Este toma en cuenta la diferencia de rendimiento entre los bonos en dólares emitidos por el país en evaluación y los del Tesoro de Estados Unidos (considerados los más seguros del mundo). A más diferencia, mayor nivel de riesgo.
Al cierre de marzo del presente año, el nivel promedio de riesgo latinoamericano ha sido de 401 puntos básicos (pbs, 4.01 puntos porcentuales), lo que ha significado una sustancial reducción frente al nivel de fines del año pasado (460 pbs). Esa reducción se comprueba en los datos nacionales, todos en baja.
Panamá, que en dicho momento fue el tercer país de menor riesgo, ahora es el primero, con un puntaje de 132 pbs. A muy corta distancia le sigue Chile y algo más rezagado el Perú. Con esos bajos niveles, los tres demuestran su buena reputación financiera internacional.
Tras ellos se sitúan Uruguay y Colombia, ambos con menos de 200 pbs.
Los tres mayores niveles de riesgo corresponden a Ecuador, Argentina y Venezuela. El primero de esos países viene transitando hacia un modelo económico de más libertad y apertura al mundo, el segundo se halla inmerso en serios problemas al no haber podido controlar la inflación, y el tercero vive un auténtico colapso económico y productivo, que en las últimas semanas se ha traducido en numerosos apagones que lo tienen a oscuras y paralizado.
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