Venezuela: la Dictadura Revela sus Terribles Cifras

En el afán de que el mundo no conociera las consecuencias de su desastroso manejo económico, el gobierno de Venezuela comenzó a ocultar sus cifras desde fines del año 2015.

Eso obligó a los agentes económicos del país y del extranjero a trabajar con estimaciones sumamente gruesas, que de todas maneras ayudaron a calibrar la magnitud de la catástrofe allí ocurrida.

Pero hace pocos días, sorpresivamente, el gobierno las ha divulgado, poniendo fin a su vergonzosa conducta de nula transparencia.

Las cifras de inflación que acaba de mostrar son las siguientes:

Según estas, la inflación comenzó a ser de tres dígitos a partir del año 2015. Luego, en el 2017 registró una enorme escalada, y en el 2018 se transformó en una brutal hiperinflación, muestra de lo cual es que entre enero y abril del presente año ya acumula una terrible tasa de 1,047%.

Si bien las cifras no son tan astronómicas como las que había estimado la opositora Asamblea Nacional, no dejan de ser apabullantes, y ratifican que el país es el más inflacionario del planeta.

Las del producto bruto interno, que se observa en el gráfico inicial de este artículo, son igualmente desastrosas, pues muestran enormes desplomes en los años 2016 y 2017, que se prolongaron en el 2018, en el cual la caída habría sido de 18%. Por efecto de ello, el PBI venezolano es a la fecha aproximadamente 23% más pequeño que el de hace 21 años. Eso significa que el país habría perdido entre dos y tres décadas.

Y las de exportaciones muestran que el país le vende hoy al mundo la tercera parte de lo que le vendía hace seis años, y apenas un poco más que al inicio del siglo. En ese mismo lapso el Perú multiplicó por siete sus exportaciones, que hoy son mucho mayores que las venezolanas.

Tres claras muestras del cataclismo perpetrado, que explica la desesperada huida de millones de personas en el afán de agenciarse siquiera el ingreso más modesto para sobrevivir. Con cifras que, por lo demás, luego habrá que revisar escrupulosamente, para comprobar si reflejan fielmente la desgracia ocurrida en el país.