Este es un momento para la solidaridad, que fue el tema principal de la reunión de hoy de los ministros de finanzas y gobernadores de los bancos centrales de los países miembros del Grupo de los 20 (G20).
Allí yo enfaticé tres puntos: Primero, la perspectiva del crecimiento global. Para este año, es negativa, y habrá una recesión igual o peor que en la crisis financiera global de los años 2008 y 2009.
Pero esperamos una recuperación en el 2021. Para lograrla, es primordial priorizar la contención y fortalecer los sistemas de salud en todas partes. El impacto económico es y será severo, pero mientras más rápido detengamos al virus, más rápida y fuerte será la recuperación.
Apoyamos firmemente las extraordinarias acciones fiscales que muchos países ya han llevado a cabo para impulsar sus sistemas de salud y para proteger a sus trabajadores y empresas afectados. Y les damos la bienvenida a los movimientos de los principales bancos centrales para flexibilizar su política monetaria. Ambos esfuerzos no solo son acordes con el interés de cada país, sino con el de la economía global. Y aún se necesitará más, especialmente en el frente fiscal.
Mi segundo punto es que las economías avanzadas están generalmente en una mejor posición para responder ante las crisis. Pero muchos países emergentes y de bajos ingresos enfrentan significativos retos. Ellos están gravemente afectados por la salida de flujos de capital, y la actividad doméstica será severamente impactada mientras los países luchen contra la epidemia.
Los inversionistas ya han retirado US$ 83 mil millones de los países emergentes desde el inicio de la crisis, el mayor flujo de salida jamás registrado. Nosotros estamos particularmente preocupados por las angustias de deuda de los países de bajos ingresos, un tema en el que estamos trabajando conjuntamente con el Banco Mundial.
En tercer lugar ¿qué cosa puede hacer el FMI para ayudar a sus miembros? Estamos concentrados en la vigilancia bilateral y multilateral de esta crisis y en las acciones políticas a tomar para atemperar su impacto. Intensificaremos masivamente las finanzas de emergencia.
Casi 80 países están solicitando nuestra ayuda. Estamos trabajando estrechamente con las otras instituciones financieras internacionales, para brindarles una respuesta fuerte y coordinada, para el impacto más grande posible. Estamos reponiendo el Fideicomiso para Catástrofes, Contención y Alivio, para ayudar a los países más pobres. Les damos la bienvenida a aquellos que ya han hecho promesas y pedimos a otros que se les unan. Y estamos listos para desplegar toda nuestra capacidad de préstamos por un billón de dólares.
Pero no nos quedamos en eso. También estamos mirando otras opciones disponibles. Varios países de ingresos bajos y medios han pedido al FMI hacer una asignación de Derechos Especiales de Giro (DEG), como hicimos durante la crisis financiera global, y estamos explorando tal posibilidad con nuestros miembros.
Los principales bancos centrales han iniciado líneas de canje bilaterales con países con mercados emergentes. A medida que se produce una crisis de liquidez global, necesitamos miembros que provean líneas adicionales de canje. Y nuevamente exploraremos con nuestra Junta Ejecutiva y los países miembros una posible propuesta que ayudaría a facilitar una red más amplia de líneas de este tipo, inclusive a través de un servicio de canje del FMI.
Permítanme terminar con lo siguiente: estas son circunstancias extraordinarias. Muchos países ya están tomando medidas sin precedentes. Aquí en el FMI, trabajando con todos los países miembros, haremos lo mismo. Levantémonos juntos en esta emergencia para apoyar a toda la gente alrededor del mundo. Juntos podemos superarla.
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