Diez países (uno de los cuales es el Perú) emplean el régimen de meta de inflación, por el cual el banco central anuncia su meta y se compromete a cumplirla a mediano plazo, apelando a sus decisiones de política monetaria, que buscan minimizar las desviaciones de las expectativas de inflación respecto a la meta. En la región el método muestra resultados inflacionarios diversos (bajas tasas en Chile y el Perú, pero algo elevadas en Brasil, México y Uruguay). Las metas de dichos países y sus rangos de tolerancia se pueden ver aquí.
Bolivia emplea (con resultados bastante elogiables) el de meta de base monetaria, por el cual se puede utilizar una cantidad (reservas del banco central o moneda base) o una variable de precio (tasa de política) como objetivo operativo.
Ecuador, El Salvador, Honduras y Nicaragua emplean (también con buenos resultados) el de ancla cambiaria, consistente en que sus bancos centrales compran o venden divisas (dólares) para mantener el tipo de cambio en un nivel o rango predeterminado.
La comunista Cuba emplea el de planificación central financiera.
Argentina y Venezuela no emplean ninguno de esos esquemas que han demostrado sus bondades, y más bien "monitorean" (por lo menos en teoría) diversos indicadores para conducir su política monetaria. Pero en la práctica persisten en manejos monetarios (y fiscales) irresponsables, razón por la cual son, sin punto de comparación con los demás, los países más inflacionarios de la región.
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