Y ahora se ha dado un nuevo paso en el objetivo de ampliar su difusión. Ello ha ocurrido con la primera concesión otorgada al sector privado, para que construya nuevos colegios y se encargue de tenerlos en óptimas condiciones, mientras el Estado se encargará de brindar en ellos, de forma gratuita, la referida enseñanza de alto nivel.
La grata noticia acaba de registrarse hace cinco días, cuando la Agencia de Promoción de la Inversión Privada del Perú (PROINVERSIÓN) adjudicó el proyecto “Aporte de infraestructura y servicios complementarios a la gestión educativa para nuevos colegios de alto rendimiento en las regiones Pasco, Huancavelica y Cusco” (COAR Centro) a la empresa Concesionaria de Proyectos de Infraestructura Sucursal Perú (del Grupo Marhnos de México), que había presentado una iniciativa en tal sentido.
El proyecto, que demandará una inversión de S/ 228 millones (sin IGV) y tendrá lugar mediante una concesión a veinte años bajo el modelo de asociación público-privada cofinanciada, implicará la construcción de tres COAR en las localidades de Chontabamba (Pasco), Callqui Grande (Huancavelica) y Oropesa (Cusco), beneficiando cada año a 900 estudiantes destacados de escuelas públicas de esas regiones.
Cada colegio tendrá un área techada de más de 14 mil metros cuadrados, con cuatro grandes áreas: una académica, una de convivencia, una de residencia y una deportiva, administrativa y de servicios generales, todas debidamente equipadas.
El contrato se firmará dentro de tres meses. La concesionaria se encargará durante los primeros tres años del diseño, financiamiento, construcción y equipamiento de los tres COAR. Luego será responsable, durante los 17 años restantes, del mantenimiento de la infraestructura, la reposición del mobiliario y equipamiento, la alimentación, la limpieza integral, la gestión de residuos y control de plagas, la lavandería, la vigilancia y la seguridad.
Esa es la forma correcta de actuar en el sector, generando las condiciones e incentivos para que el sector privado aporte los recursos, ayudando a cubrir las proverbiales deficiencias y carencias del sector público y percibiendo, lógicamente, la retribución que le corresponde por su valiosa participación.
Ojalá la iniciativa prosiga, y sea complementada con otras que también merecen continuar y consolidarse. Por ejemplo, la igualmente valiosa iniciativa de la meritocracia magisterial basada en la permanente evaluación de los docentes. El gobierno actual, lejos de poner en riesgo (con cuestionables propuestas y/o el nombramiento de ministros, funcionarios y profesionales de pésimo nivel) las muy positivas cosas realizadas en las últimas tres décadas, debería potenciarlas.
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