Ese recurso se obtiene a través de la inversión extranjera, la deuda externa y otras fuentes, que forman parte de la denominada cuenta financiera de la balanza de pagos.
La balanza en cuenta corriente resulta de sumar las balanzas comercial, de servicios, de renta de factores y de transferencias corrientes.
En los últimos años nuestro país ha registrado fuertes déficits en esta balanza, con porcentajes de -4.7% (del PBI) en el 2013, -4.4% en el 2014 y -4.8% en el 2015, no tanto por lo ocurrido con la balanza comercial a raíz de la caída de precios de nuestras materias primas, sino especialmente por lo acontecido con la renta de factores (ingresos o retiros de utilidades, dividendos e intereses que realizan los inversionistas), que viene siendo considerablemente negativa.
Afortunadamente, en el 2016 el saldo en rojo de la balanza se redujo fuertemente, al -2.7%, y la situación ha seguido evolucionando favorablemente en el primer trimestre del presente ejercicio, con un déficit que se ha reducido a -1.9% (llegó a ser positivo en 0.5% en el último trimestre del año pasado). Pese a que la renta de factores alcanzó uno de sus puntos más negativos (-5.7%), el importante saldo comercial, de 2.5%, contribuyó a esa mejora de la cuenta corriente.
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