Lo hizo sabedor de que este es considerado uno de los activos más valiosos por la mayoría de la población (que hace mucho tiempo dejó de confiar en su moneda) y también consciente de que una disparada de la referida moneda era peligrosa, pues gatillaría la inflación.
La inflación ya no sería problema si su gobierno hubiera efectuado a tiempo el ajuste drástico requerido para estabilizar en poco tiempo la economía. Pero Macri no lo hizo, y por ello tuvo que afrontar la campaña electoral con el terrible lastre de una inflación anual del 55%, que destruía la capacidad adquisitiva de la gente y acrecentaba el malestar hacia su gobierno. Y como no había solucionado el problema y no podía permitir que la inflación se disparara aún más, optó por elevar a niveles siderales la tasa de interés, para intentar frenar a como diera lugar el alza del dólar, aunque ello implicara enfriar tremendamente la economía.
Pero el plan no le resultó, pues casi acaba de perder la elección. Y como al mercado le inquietan enormemente el retorno del peronismo y sus políticas controlistas, estatistas y proteccionistas, el dólar se está disparando. Así, después de haber cerrado el viernes previo a la consulta de las PASO en 46.55 pesos, el lunes lo hizo en 57.30, y hoy en 62.18. Una subida de más de 30% en unos pocos días.
No haber tomado las duras medidas económicas requeridas y haber preferido un gradualismo que no le resolvió ningún problema podría terminar con el gobierno de Macri inmerso en una hiperinflación, si a partir del temor actual se produce una estampida cambiaria que termine impactando gravemente en los precios.
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