El más dramático ha sido el de El Salvador, que descendió nada menos que cuatro niveles, desde el Ba3 hasta el Caa1, como reflejo del deterioro de sus finanzas públicas y por ende de su capacidad de pago. También retrocedió Costa Rica, del nivel Ba1 al Ba2.
En cambio, mejoraron Honduras, que escaló del B3 al B2, y República Dominicana, que hace una semana fue promovida del B1 al Ba3.
Los demás países no registraron cambio. Chile sigue encaramado en el primer lugar, con rating Aa3. Le siguen el Perú y México, ambos con A3, pero con una ligera ventaja para nuestro país, que tiene perspectiva estable, en contraste con una negativa por parte del país azteca.
Panamá, Colombia y Uruguay figuran dos casillas más atrás, en la Baa2, y con ellos se completa el grupo de seis países con grado de inversión.
El gigante Brasil, luego de sucesivas degradaciones por sus graves problemas económicos y políticos, ha logrado estabilizarse en el nivel Ba2, correspondiente al grado de especulación.
Argentina, aunque no ha obtenido mejora de rating, sí está logrando alejarse poco a poco de los últimos lugares. Así, ya no sólo supera a Venezuela y Cuba, sino también a El Salvador y Ecuador.
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